La mayor de las hijas de la 'Diva de la Banda' se independiza. (Archivo)
En "Chiquis n' control", el programa tipo reality que trasmite la cadena mund2, Janney "Chiquis" Marín, la hija de la cantante regional mexicana Jenni Rivera, deja el hogar materno para labrarse su propio lugar en el mundo de los negocios.
La joven se dio a conocer en "I Love Jenni", el exitoso show de televisión en el que las cámaras captaron todos los detalles de su vida al lado de su famosa mamá y el resto de la familia.
Pero ahora la mayor de las hijas de la "Diva de la Banda" se independiza y el público la verá todos los sábados en un programa en español enfrentar los retos, triunfos y fracasos de una joven latina en Los Ángeles.
"Ya me salí de mi casa. Siempre viví mi vida protegida, al lado de mi familia. Pero ya soy una niña grande y era hora de tomar responsabilidad", dijo en una entrevista telefónica con Efe la joven de 27 años.
Esto quiere decir que el público no solo verá a Chiquis vivir sola en su propio departamento, sino además fundar su propio salón de belleza desde los cimientos y luchar para controlar lo que ella llama sus "lados débiles", como el hábito de hacer compras frívolas.
El cambio no ha sido fácil, y Chiquis es la primera en admitir que en más de una ocasión estuvo a punto de "tirar la toalla" y correr de regreso a casa.
"El primer mes fue el más difícil. De veras pensé '¿En qué me metí?' Pero cuando me sentí peor, recapacité y me dije: 'No me puedo echar atrás. Tengo que ser un buen ejemplo para los niños".
Y armada con esa actitud, Chiquis decidió seguir hacia adelante.
"He aprendido que la vida no es fácil, que hay que trabajar duro para alcanzar tus sueños. También aprendí a enfocarme en la oración y a meditar, porque es muy importante estar centrada", apuntó.
La superación personal y su negocio acaparan su tiempo, dejándole muy poco para el amor.
"Me verán salir con algunos muchachos, pero en realidad en estos momentos soy madre soltera de mi trabajo, que es como mi hijo", dijo entre risas.
Al mismo tiempo, Chiquis admite que lo más difícil a lo largo del camino no es el trabajo en sí, sino sentir que -para bien o para mal- una gran parte de su vida privada es del dominio público.