Las esposas de los desaparecidas suelen ocultar a sus hijos la realidad y los niños crecen enojados o hasta odiando al padre que se fue; ya jóvenes, cuando se enteran de lo sucedido, empieza el enojo contra la madre, reconoce Antonieta Pulido Corral, directora del Instituto de Tanatología y Prevención al Suicidio.
Las mujeres ocultan la verdad a sus hijos no con la idea de hacerles daño sino todo lo contrario, para que no sufran, pero sin saberlo les están provocando un daño mayor, señaló la especialista.
Explica que las mujeres suelen decirles a sus hijos pequeños que su padre se fue y los abandonó, por lo que los hijos empiezan a crecer con odio hacia su progenitor porque los dejó y no ha regresado.
Lamentablemente, de jóvenes o adolescentes los hijos por alguna razón llegan a conocer la verdad y es ahí cuando las cosas se revierten inicia el enojo a la madre por ocultarles la verdad y por haber odiado mucho tiempo al padre, comentó Pulido Corral.
Aclara que siempre la intención de la madre es el evitar hacerle daño emocional al niño, no decirles que había sido desaparecido, que unos hombres se lo llevaron quien sabe con que fin, evitar que el menor tenga que estar cada día, cada semana, cada mes y cada año a la espera de que le regresen a su padre.