A principios de esta semana el presidente Felipe Calderón anunció el inicio del Programa Nacional de Financiamiento a la Educación Superior, el cual cuenta con la participación de bancos comerciales, 18 instituciones privadas de educación superior, además del Gobierno federal.
El principal objetivo de este programa es facilitar créditos a jóvenes que quieren realizar estudios de licenciatura y posgrado en una universidad privada y que no cuentan con los recursos para ello. Es importante recalcar que el nombre de este programa es engañoso, ya que no financia a la educación superior, se reduce a otorgar préstamos a un reducido número de estudiantes para que ingresen en alguna de las contadas instituciones privadas participantes y, en realidad, sólo beneficiará financieramente a los bancos que otorguen el crédito y a las instituciones privadas que reciban esos fondos.
No está mal que se otorguen créditos para realizar estudios profesionales en instituciones privadas a jóvenes que así lo desean y que de otra manera no podrían hacerlo; pero ni la situación educativa, ni el contexto nacional, ni las experiencias similares en distintos países respaldan un programa de esta naturaleza.
¿No es incongruente querer apoyar a jóvenes que desean estudiar en una universidad privada endeudándolos en vez de becándolos, al mismo tiempo que se desestima impulsar a las universidades públicas del país, donde se concentra la inmensa mayoría de los estudiantes, con mejores presupuestos y creando nuevos campus?
El monto del crédito será de 215 mil pesos para licenciatura y 280 mil para posgrado, a una tasa de 10% a plazos de 15 años pero, para poder pagar el financiamiento, el egresado tendrá que conseguir un empleo y generar ingresos suficientes para mantenerse y además pagar su deuda, mas ¿cómo se puede ingresar al mercado laboral si no hay empleos? ¿Cómo se puede conseguir un trabajo bien remunerado si no se cuenta con experiencia laboral y los salarios son paupérrimos? y, si un estudiante pide un préstamo para una licenciatura y luego un posgrado ¿La deuda de 495 mil pesos más intereses contraída antes de generar ingresos no será un lastre para su desarrollo futuro? ¿En qué momento ahorrará para comprar una casa o cómo hará para sostener a una familia al tiempo que cubre su deuda?
¿No sería mejor que el Estado se comprometiera a ofrecer educación superior universal, pública, gratuita, laica y de calidad como es su responsabilidad legal?
Para el Presidente, las universidades privadas otorgan una educación de calidad y una sólida formación, no hay duda de ello en algunos casos, pero también dijo que de ellas las empresas obtendrán una fuerza laboral mucho mejor capacitada ¿Las universidades como simple semillero del personal y mano de obra calificada que el mercado demanda? ¿Dónde queda la producción de conocimiento, de innovaciones científico-tecnológicas, la cultura, las artes, las humanidades y la formación de ciudadanos responsables, autónomos y poseedores de un pensamiento crítico?
Según Calderón, en Chile los préstamos de este tipo han ayudado a democratizar el acceso a la educación superior, ¿ignora que fue precisamente ese modelo el que generó un masivo y aún vigente movimiento estudiantil de protesta que ha sacudido la vida política de ese país? En Chile, las universidades son financiadas casi en su totalidad por las cuotas que pagan las familias y en una ínfima parte por el Estado, cosa contraria en la mayoría de los Estados integrantes de la OCDE. De acuerdo con las demandas del movimiento estudiantil, el modelo chileno -copia del estadounidense, que también está en crisis- permite lucrar con fondos públicos y privilegia la libertad de empresa sobre el derecho a la educación. ¿A esto se refiere el Presidente al querer justificar su programa con la experiencia chilena? ¿Se quiere hacer de la educación un bien de lujo? ¿Se está, a la vez de intentando privatizar la educación superior, impulsando un negocio bancario y de escuelas privadas a costa de hipotecar el futuro de nuestros jóvenes?