Impedido para refundar al Partido Acción Nacional "desde sus cimientos", mal debe sentirse el presidente Felipe Calderón con ese desprecio, luego de la derrota electoral abrumadora el pasado julio y resignarse a lo que no deseaba: entregar el poder al PRI.
Perder 2 millones 200 mil votos de una elección a otra, junto a las gubernaturas de Jalisco y Morelos y sin ganar ninguna, es de dar pena. Sobre eso recibe el primer mandatario el rechazo de 23 dirigentes estatales del PAN para realizar la Asamblea Nacional en noviembre próximo, en la cual pretendía asumir el mando del partido.
Calderón no logró su propósito ni con los expresidentes panistas Luis H. Álvarez, Luis Felipe Bravo Mena, Germán Martínez y César Nava. Se le oponen, en cambio, Ernesto Ruffo Appel, Javier Corral Jurado y el propio Gustavo Madero, quien niega divergencias con el Presidente, sobre las enconadas disputas.
Juan Manuel Oliva, gobernador con licencia de Guanajuato y jefe del grupo político conocido como "El Yunque", convenció a los 23 líderes estatales a oponerse al adelanto de la Asamblea Nacional, la cual será realizada el año próximo, como está previsto.
En la designación de coordinadores para las bancadas panistas de la Cámara de Diputados y el Senado de la República también hay jaleos. Estaba listo para San Lázaro José González Morfín, incondicional de Calderón, pero se le apareció en el camino Luis Alberto Villarreal, quien suma simpatías de la mayoría.
Para el Senado se adelantó el perdedor del proceso interno presidencial del PAN, Ernesto Cordero, quien reunió firmas de la mayoría de los próximos legisladores de su partido, pero también le surgió contrincante. Es Héctor Larios, de amplia experiencia legislativa. Falta que también queden fuera los amigos de Calderón.
A Gustavo Madero le subieron los bonos por la disputa sobre el futuro control del partido y es quien debe nombrar a los coordinadores parlamentarios del Congreso, pero dijo que ello será después del Consejo blanquiazul, celebrado desde ayer en Querétaro.
Madero hizo un intento de unir al PAN con López Obrador en la protesta contra la elección ganada por el PRI. Fue cuando se reunió con el perredista Jesús Zambrano y habló de "billetazos" En eso quedó todo y el partido azul sigue su cauce, alejado de la izquierda.
LÓPEZ OBRADOR PRESUME apoyos de militantes del PAN y el PRI en su desesperación porque no advierte que el Tribunal Electoral anule la elección presidencial. El fallo será a favor del PRI antes de la fecha límite del 6 de septiembre, dijo el tricolor Manlio Fabio Beltrones.
Afirmó el sonorense que Enrique Peña Nieto rendirá protesta en la Cámara de Diputados y es hora de construir acuerdos con las fuerzas políticas. López Obrador respondió: "el único acuerdo será la anulación" y "Peña Nieto no se sentará en la silla presidencial, porque el pueblo no lo quiere".
El tabasqueño, tan afecto a recomendar a sus adversarios serenidad y tomar té de tila, se enfurece más cada día y hace caso omiso de sus recetas. Además lanza a sus congéneres a hurgar por los rincones cuanto sea posible para golpear al PRI.
El más activo es el exgobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, quien se sacó de la manga una supuesta triangulación de sumas millonarias e involucró a Luis Videgaray, quien coordinó la campaña de Peña Nieto.
El Scotiabank negó de inmediato que sea titular Videgaray de la suma mencionada por Monreal y el priista advirtió que procedería contra el autor de ese infundió. El zacatecano reaccionó, lleno de furia, con insultos corrientes, propios de estibadores.
Y otra vez se enfrenta a López Obrador el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, al condenar los ataques a la cadena de tiendas de autoservicio Soriana -desde antes imputados al tabasqueño- y de "intemperancia" al no reconocer su derrota, por segunda vez. No lo hará debido a ese sueño de ocupar la silla presidencial.
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