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Impulsa tragedia de Newton debate sobre control de armas

Ayers se cumplió una semana desde que Adam Lanza, de 20 años, irrumpiese en la escuela elemental de Sandy Hook y asesinara a 20 niños de entre 6 y 7 años de edad, así como a 6 adultos, antes de suicidarse. (EFE)

Ayers se cumplió una semana desde que Adam Lanza, de 20 años, irrumpiese en la escuela elemental de Sandy Hook y asesinara a 20 niños de entre 6 y 7 años de edad, así como a 6 adultos, antes de suicidarse. (EFE)

Notimex

El abandono que el tema de la posesión de armas experimentó en los últimos años en Estados Unidos pareció quedar ilustrado durante una reciente rueda de prensa del presidente Barack Obama.

El mandatario fue cuestionado por un reportero sobre su visible ausencia en este frente hasta el viernes 14 de diciembre, cuando 27 personas perdieron la vida en Newtown, Connecticut, a manos de un individuo con un rifle de asalto, quien se quitó la vida tras la matanza.

“Este no es el primer horrible incidente de violencia por armas de fuego en sus cuatro años (de gobierno) ¿Dónde ha estado usted?”, cuestionó el periodista al jefe de la Casa Blanca.

“He sido presidente de Estados Unidos, lidiando la peor crisis económica desde la Gran Depresión, una industria automotriz al borde del colapso y dos guerras, no creo que haya estado de vacaciones”, dijo un adusto Obama.

El incidente colocó al mandatario en la incómoda posición de explicar su ausencia en un tema que evitó a lo largo de su primer gobierno, lo que según analistas respondió a razones de carácter político.

Ello empero no evitó que el mandatario tomara decisiones que le generaron críticas de los opositores, como cuando en 2009 promulgó una ley permitiendo la portación de armas en parques nacionales y ferrocarriles de pasajeros.

Daniel Vice, uno de los abogados con el Centro Brady para prevenir la violencia por armas y una de las principales agrupaciones a favor de mayores controles, lamentó semanas atrás como Obama rehusaba “aún hablar sobre armas”.

“Desafortunadamente el presidente ha mostrado falta de liderazgo para hacer frente al cabildeo de las armas”, dijo Vice a la cadena de noticias CNN. Está actitud empero no fue exclusiva de Obama.

Su predecesor, George W. Bush mantuvo un silencio y una mayor distancia del tema después de que en 2004 expiró la prohibición sobre la tenencia de armas automáticas de asalto aprobada 10 años atrás durante la Presidencia de William Clinton.

Robert Spitzer, profesor de Ciencias Políticas del Colegio Cortland de la Universidad Estatal de Nueva York, dijo que el cambio de postura de Obama no debería ser visto con sorpresa.

“Creo que esto sólo refleja los nuevos vientos políticos que están soplando en el país”, dijo en entrevista, haciendo notar que Obama mantuvo firme su apoyo a la reinstalación de la prohibición de las armas automáticas de asalto.

Esos nuevos vientos parecen estar soplando con fuerza contra la Asociación Nacional del Rifle o NRA, la principal agrupación de cabildeo a favor de la posesión de armas de fuego.

La efectividad de la NRA ha descansando en su poder de influencia sobre miembros del Congreso que representan estados donde la tenencia de armas es un tema con un considerable peso político.

Pese a ello, dos de sus más notables miembros, los senadores Mark Warner de Virginia y Joe Manchim de Virginia del Este, optaron por poner tierra de por medio respecto de la oposición a ultranza de la NRA a imponer mayores controles sobre el armamento.

“Cada estadunidense tiene derecho a la segunda enmienda constitucional –que garantiza el derecho a portar armas-; la caza es parte de nuestra cultura, pero ya basta”, dijo Warner el 19 de diciembre a una televisora de Virginia.

Warner, quien en el pasado recibió de la NRA una calificación de 10 por sus esfuerzos a favor del tema de las armas, dijo que a la luz de los hechos en Newtown “es claro que existen maneras de tener controles razonables”.

Lisa Graves, directora ejecutiva de la agrupación Centro para Prensa y Democracia, mencionó por su parte que el poder de la NRA descansa también en el apoyo financiero que recibe de la industria de las armas.

“La agenda de la NRA ayuda a proteger y ampliar el mercado de las armas de fuego para las compañías fabricantes, que a su vez financian los esfuerzos multimillonarios de cabildeo y operación política”, explicó.

Por ello consideró que la coyuntura a partir de los hechos del 14 de diciembre ofrece una ventana de oportunidad única para empujar el tema de los controles de las armas de fuego con más fuerza que nunca.

Señaló que el éxito de este empuje no requerirá sólo de voluntad política “para también de lograr un cambio en la actitud general en este país hacia las armas de fuego”.

Para quienes están a favor de la imposición de mayores controles, ven en esta coyuntura un posible punto de quiebre en el poder de influencia de la NRA.

Empero para Spitzer, autor del libro “Las políticas de control de armas”, el poder e influencia de la NRA ha sido exagerado en mucho.

“Su ladrido político es más poderoso que su mordida”, dijo el académico al apuntar cómo diferentes estudios han demostrado que el efecto electoral de la NRA no es el que muchos le acreditan.

“La razón de ello es porque la mayoría de la gente no vota teniendo sólo en mente el tema del control de armas”, explicó, haciendo notar que la influencia más efectiva de la organización ha sido en tiempos en que no es centro de la atención publica.

Spitzer dijo que más allá de cuál será el futuro de la NRA y el movimiento a favor de las armas, otra incógnita en esta coyuntura se refiere al alcance que tendrá la nueva puja para imponer mayores y nuevos controles.

Mucha de la atención en los días pasados se ha centrado en el restablecimiento de la prohibición de las armas de asalto, que Obama dijo que apoyará, o en prohibir la venta de cargadores de alta capacidad, otro tema que ha sido referido en el pasado.

“El tema del control de armas ha languidecido en el país los pasados diez años, nadie le ha dado mucha atención de modo que no ha habido un debate vigoroso o investigaciones sobre lo que se debe hacer ahora, y quizá este vaya a ser uno de los efectos positivos de este momento”, dijo Spitzer.

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Escrito en: tiroteo Connecticut

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