Manifestaciones gráfico rupestres que datan de los primeros 500 años de nuestra era, de la época colonial y posterior, localizadas al norte de la ciudad de Chihuahua, serán sometidas a un proceso de restauración a partir de este año por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un comunicado de prensa del INAH se señala que en las paredes del sitio arqueológico Cueva de las Monas, ubicado a 59 kilómetros al norte de la ciudad de Chihuahua, fueron localizadas imágenes que aluden al uso del peyote en la época prehispánica, además de representaciones del contacto de indígenas con españoles y, la presencia de apaches en la región durante el siglo XIX.
Atribuidas a antiguos grupos de cazadores-recolectores, tarahumaras y apaches, las imágenes constituyen 12 conjuntos de pinturas sobrepuestas de gran calidad en el trazo y riqueza iconográfica, que remiten a un origen prehispánico y muestran también la influencia que ejerció la labor misional de los españoles durante la colonización.
Enrique Chacón Soria, arqueólogo responsable del lugar, señaló que el INAH dará paso a la conservación de las pinturas y mejoramiento de la infraestructura para que el público pueda asistir a verlas este año.
Estas pinturas rupestres tienen un alto valor histórico, “porque en los motivos plasmados están representados eventos y situaciones de dos culturas: la indígena y la occidental, y se ve claramente esa mezcla; además de que el sitio está dentro de la ruta del Camino Real de Tierra Adentro”.
Chacón explicó que a partir de los estudios realizados para su reinterpretación se identificaron tres etapas pictóricas: La primera, se ubica hacia el periodo Arcaico Tardío-Transicional (primeros 500 años de nuestra era), cuando el lugar debió ser utilizado como campamento de grupos indígenas de la tradición cazadores-recolectores-pescadores.
El segundo periodo abarca los siglos XVII y XVIII, a partir de elementos icónicos propios de los tarahumaras: “Los indígenas debieron realizar viajes al desierto en busca de la planta sagrada del peyote, entonces la cueva pasó de ser campamento a espacio sagrado, por eso no se ven escenas de guerra en los motivos gráficos”.
La última etapa que se observa en la Cueva de las Monas, pertenece al siglo XIX, y correspondería con algunas representaciones de apaches, entre las que se distinguen diseños de hombres de perfil portando penacho y garras de oso.
La escena principal del mural corresponde a la segunda etapa y muestra la ceremonia de la raspa del peyote, realizada con fines curativos. En el dibujo se identifican un individuo corriendo con un bastón protegido por un círculo solar, al tiempo que un segundo hombre, posiblemente médico sacerdote, está hincado y en su brazo izquierdo lleva un raspador. También se observan otro hombre a la izquierda del primero y una mujer a su derecha y de fondo, el color blanco que representa la luz de la fogata sagrada que se realizaba durante la ceremonia del peyote.
El especialista destacó la relación de esta actividad con los tarahumaras quienes pese a no vivir en la zona, viajaban a esta para recolectar peyote, “actividad que hoy día continúan realizando; cada año, en invierno viajan a recolectar la cactácea”.
Entre las representaciones sobresalientes que se tienen de la época en que hubo contacto con los españoles, destaca la de un religioso de grandes dimensiones, ilustrado con detalles propios a los franciscanos como huaraches, un rosario y cruz pintadas en blanco.