La ola de incendios forestales que estos días azota a Chile y que el Gobierno atribuye en parte a "actos terroristas" dio ayer un giro aún más dramático con la muerte de seis brigadistas en la sureña región de la Araucanía, que se suman a una persona fallecida la semana pasada en Biobío.
El hecho que dejó seis muertos se produjo a primera hora de la tarde del jueves en una zona denominada Rinconada de Los Laureles, en las cercanías de la localidad de Carahue, 700 kilómetros al sur de Santiago.
Un equipo de trabajadores contratados para extinguir el fuego en un terreno de la compañía maderera Forestal Mininco quedó atrapado por las llamas tras un súbito cambio de la dirección del viento.
Cuatro brigadistas resultaron heridos y fueron trasladados al hospital regional de Temuco, pero otros seis no pudieron escapar y murieron calcinados, confirmó el presidente chileno, Sebastián Piñera, en una comparecencia en el Palacio de la Moneda, sede del Ejecutivo, donde aseguró que el fuego fue provocado.
"Tenemos información confiable que nos hace presumir que detrás de estos incendios ha habido una intencionalidad criminal" , aseguró el mandatario al referirse a los siniestros ocurridos en los últimos días en las regiones de la Araucanía, el Biobío (sur) y el Maule (centro).