El inicio. Miguel Sifuentes Jáquez es un joven artista que se ha formado en los espacios culturales alternativos de la región, como el taller de la UA de C, el Cinart Pilar Rioja y el Taller de Gráfica El Chanate.
Ingeniero mecánico de profesión y artista plástico de oficio, Miguel Sifuentes hace parte de una nueva generación de artistas laguneros que han credido al vuelo del Taller de Gráfica El Chanate, al igual que otros espacios locales que han llenado el vacío de facultades de arte, como menciona el mismo creador.
Ganador de la Bienal Nacional de Artes Visuales de Yucatán, a finales del año pasado, Sifuentes Jáquez, se acercó al arte con el maestro Tomás Ledesma, en el taller de la Universidad Autónoma de Coahuila, luego pasó al Cinart Pilar Rioja, donde actualmente es maestro, y hace poco más de un año llegó a El Chanate.
"Desde que me acerqué al grabado me gustó, pero El Chanate además ha sido un espacio que me ha ayudado a mejorar en cuanto al discurso, al contenido, más allá de la técnica, Miguel Canseco fue un maestro importante en mi evolución", comenta el artista lagunero de 27 años de edad.
Haber ganado una de las bienales más importantes del país, le ha obligado al artista lagunero a comprometerse más con su trabajo, estudiar y mantener los pies en el piso, ya que dice que los premios ayudan, pero no significan nada, si no se continúa el camino.
"En estos momento creo que sí se puede vivir del arte, siempre y cuando lo hagas con respeto y como un oficio de tiempo completo, ¿cómo?, pues dando clases, vendiendo obra y haciendo magia, pero sí se puede", dice Miguel Sifuentes, un artista lagunero que ya se abre espacio en el arte.
El Siglo de Torreón / Cortesía
En lo que trabaja
Por la cercanía con su profesión de ingeniero civil, Miguel Sifuentes Jáquez, trabaja actualmente en una exposición de objetos mecánicos, donde habla de la mala interpretación de los nombres de herramientas u objetos, como un juego, el gato, las pinzas perras, un discurso que buscará llevar a la plástica con diferentes técnicas.
"Lo que voy a hacer es poner el concepto de la imagen como es, pero con un juego que permita la mala interpretación, como pasa en la realidad, no modificar el objeto para que se parezca al nombre, sino completar el juego de palabras a través del lenguaje visual", explica el artista que terminará una serie de 20 obras para buscar un espacio formal donde realizar la muestra individual en la que trabaja.