A pesar de las reformas económicas y estructurales que se han realizado en el país, el desempeño de la economía mexicana en las últimas tres décadas no ha sido satisfactorio, expuso Manuel Sánchez, subgobernador del Banco de México (Banxico).
En la presentación titulada 'Economía mexicana: Una mirada de largo plazo', realizada por el funcionario en Buenos Aires, Argentina, revisó la política económica y el avance de la economía en las últimas tres décadas.
Destacó que como resultado de la crisis financiera de los ochenta, México adoptó varias reformas estructurales de corrección fiscal, además del cierre y privatización de empresas y la apertura al comercio e inversión extranjera.
Agregó que entre 1982 y 2011 la media arancelaria del país pasó de 27 a 6.9 por ciento, lo que se tradujo en mayor oferta de bienes a menores precios, con importantes ganancias al bienestar.
Asimismo, se adoptaron nuevas tecnologías gracias a los insumos importados y a la inversión extranjera directa.
Como prueba, las exportaciones se orientaron principalmente a productos de alta tecnología: en promedio entre 1980-1984 representaron 3.5 por ciento de las ventas manufactureras que realizó el País y para periodo 2007-2011 llegaron a 24.5 por ciento.
Pero, agrega el funcionario, limitaciones de política pública y condiciones externas desfavorables pudieron haber contrarrestado las bondades de las transformaciones planteadas.
El funcionario mostró una gráfica donde el actual Producto Interno Bruto por habitante en México, medido con paridad del poder de compra, está a nivel de 2005-2006, con un claro retroceso en los últimos cinco años.
Según Banxico, tras las reformas y privatizaciones de varias empresas paraestatales luego de la crisis de los ochenta, el Gobierno omitió el establecimiento de medidas de competencia interna, lo que profundizó los problemas económicos.
Asimismo, la liberalización financiera no ocurrió dentro de un marco adecuado de regulación y supervisión ni se fortaleció el estado de derecho, aseguró, esto provocó inestabilidad en el sistema e insolvencia bancaria en algunos periodos.
Durante el periodo señalado, México tampoco aprovechó el auge de las materias primas y se quedó rezagado respecto del resto de América Latina, especialmente Brasil, Venezuela, Argentina, Chile, Perú y Bolivia.
Para el Banxico, desde 1996 el manejo macroeconómico del País mejoró, con el establecimiento del tipo de cambio flexible, la autonomía del banco central, un objetivo de inflación del 3 por ciento y mayor regulación y supervisión financiera.
Aún así, persisten serios retos relacionados con la creación de condiciones favorables para una mayor productividad, principalmente en los sectores de servicios e industria no manufacturera, en los cuales persiste una alta informalidad y mano de obra poco calificada.
La agenda de reformas pendientes debería enfocarse, según el banco central, en la desregulación y simplificación de requisitos para la operación de negocios, la remoción de obstáculos legales a la flexibilidad laboral y la competencia en los mercados.