La investigación del uso sistémico de fármacos contra adherencias a dado buenos resultados en ratas, por lo que en dos o tres meses se empezará a aplicar en seres humanos. INGIMAGE
Investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco estudian la aplicación sistémica de fármacos, con resultados muy prometedores para aminorar los efectos adversos de las adherencias.
El encargado de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica del Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco, Alejandro González Ojeda, explicó que las adherencias son fibras formadas a partir de tejido cicatrizal en personas operadas del abdomen o la región pélvica.
De hecho, comentó, este trabajo mereció el año pasado el reconocimiento a la mejor tesis de especialidad quirúrgica a nivel nacional otorgada por el propio Instituto para fomentar la optimización de sus servicios basada en la investigación aplicada.
El experto dijo que con esta investigación, el IMSS Jalisco “aporta un 'grano de arena' para el manejo de una complicación quirúrgica frecuente” como es la formación de adherencias que son responsables hasta del 70 por ciento de los casos de obstrucción intestinal.
Indicó que la población mexicana por cuestiones genéticas es altamente proclive a desarrollar adherencias, que contienen principalmente colágeno, fibroblastos y otros componentes que las convierten en un “tejido vivo y metabólicamente activo que va cambiando a lo largo de la vida”.
Mencionó que pueden ser tan duras que solamente con el uso de cauterio o de bisturí se pueden retirar, o tan laxas que con sólo mover los tejidos se separan.
Cualquier intervención intra-abdominal o pélvica, por mínima que sea, promueve la aparición de adherencias, detalló el experto, quien destacó que en especial las mujeres, hasta en 95 por ciento de los casos las forman luego de alguna salpingoclasia, retiro de quistes ováricos, y hasta por alguna laparoscopía exploratoria.
Subrayó que si bien se trata de una complicación posquirúrgica frecuente, la formación de adherencias no se comporta igual en todas las personas y de hecho entre el 6 por ciento y el 10 por ciento de quienes las desarrollan va a tener secuelas.
“Estas pueden ir desde dolor abdominal vago, hasta cuadros francos de obstrucción intestinal, ya referidos y que le van a implicar múltiples ingresos hospitalarios, entre otras desventajas”, apuntó.
El modelo que propone el IMSS Jalisco, dijo, consiste en la administración de fármacos, entre ellos algunos utilizados tradicionalmente contra el asma y otros más para regular los niveles de grasa en sangre, e inclusive los administrados para contrarrestar problemas de erección (viagra).
“Hemos probado varios medicamentos, entre ellos el antiasmático Zafirlukast y las estatinas”, indicó, y el común denominador es que “inhiben la producción de mediadores inflamatorios llamados leucotrienos con lo que la adherencia tiende a desvanecerse, a perderse”.
Este modelo, que inició a partir de 2008, se hace en ratas con muy buenos resultados, y en dos a tres meses se empezará a aplicar en seres humanos que deben reunir características muy específicas entre las que destacan: ser jóvenes sanos que hayan sufrido algún traumatismo intestinal por arma punzocortante.
Explicó que una lesión de este tipo por lo general requiere que al paciente se le corte un segmento ya sea de intestino grueso o delgado y al cabo de dos o tres meses debe operarse de nuevo para hacer la reconexión intestinal.
Este tipo de intervenciones son especialmente útiles para comprobar por un lado, la formación de adherencias y por el otro, si con la administración de los fármacos ya referidos, se consigue inhibir su aparición.
Afirmó que el impacto de esta investigación sería desde el punto de vista económico, sobre todo si se considera que en un estudio hecho en Estados Unidos en 1988 se estimó en mil 200 millones de dólares el costo por tratar pacientes con adherencias intraabdominales.
“Pero sobre todo al paciente se le reduciría el riesgo de reingresos repetidos al hospital por dolor abdominal crónico y obstrucción intestinal, redundando en una mejor calidad de vida”, aseguró.
