EL TEMA DE LA SEMANA fue sin duda el escándalo suscitado, y ampliamente publicitado en los medios, con motivo de la visita que hizo el candidato priista a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, a la Universidad Iberoamericana.
Para tratar de entender este suceso sería necesario precisar que el candidato fue invitado por los mismos estudiantes para que los visitara en su casa de estudios y les expusiera su programa político como candidato.
TODA VEZ que se trataba de una invitación de buena fe, es natural pensar que sería un acto plural y democrático, en donde el candidato explicara su visión de la problemática del país y por otra parte, los alumnos dieran sus puntos de vista sobre lo dicho por el candidato. En esas condiciones y bajo esas reglas se presentó Peña Nieto en el campus universitario de Santa Fe.
DESDE UN PRINCIPO se advirtió que aquello no había sido una invitación a un diálogo abierto y democrático. Aquella invitación se transformó en una celada aderezada con gritos, insultos e irracionalidades.
A tal grado llegó el desorden, que Peña Nieto se vio en la necesidad de salir en medio de la gritería de los universitarios (con credencial) que se habían posesionado del evento. Acto seguido, el candidato tuvo que encerrarse en uno de los sanitarios de la propia universidad para protegerse de las agresiones verbales y físicas que sufría. Finalmente logró salvarse milagrosamente de un linchamiento, abordó su camioneta y pudo salir de las agresiones que le estaban propinando los mismos alumnos: ¡que lo habían invitado!
LA REALIDAD es que los exaltados estudiantes finalmente no lograron dañarlo físicamente como parecía eran las intenciones. Se trató sin duda, de un pequeño grupo de intolerantes que se exhibieron como sectarios y ajenos a cualquier diálogo abierto y democrático, pero lo más preocupante es que se exhibieron como unos peligrosísimos anfitriones.
TODOS ESTAMOS DE ACUERDO con la disidencia y las diferencias de opinión. Las universidades son precisamente eso, centros del pensamiento libre y disidente. Los centros universitarios en los países serios son lugares de discusión, estudio e investigación y de inconformidad con el estado de cosas que en un momento dado afectan a una comunidad.
IGUAL SERÍA nuestro censura si los estudiantes de la Ibero invitaran a López Obrador, a Josefina Vázquez Mota o a cualquier otra persona y después lo trataran de linchar.
POR OTRA PARTE es lamentable, que la élite de jóvenes privilegiados que disfrutan a plenitud y en zona de confort este empobrecido país, haya demostrado nula tolerancia con su invitado. Con ello mandaron una muy mala señal de falta de espíritu democrático.
ESTAMOS CIERTOS que el lamentable suceso fue provocado por un pequeño grupo, pero finalmente el intento de linchamiento afectó quiérase que no, a toda la respetable y reconocida institución universitaria, cuya mayoría estudiantil sin duda sí tiene espíritu democrático, de tolerancia y respeto a las opiniones de los demás.
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