— Jaidev Shroff
PUERTO VALLARTA.- El campo brasileño ha sufrido una transformación y ha aumentado su producción de forma muy importante. Hoy Brasil es una potencia exportadora de alimentos. Esto lo dice en la reunión latinoamericana del Foro Económico Mundial Julio César de Toledo Piza Neto, director general de BrasilAgro, Companhia Brasileira de Propiedades Agricolas.
Las cosas, sin embargo, no siempre fueron así. Durante mucho tiempo el campo brasileño fue tan atrasado como lo es actualmente el mexicano.
La transformación del agro brasileño tiene que ver en parte con la generosidad de la naturaleza: Brasil es un país con una gran cantidad de agua. En México, por el contrario, dos terceras partes del territorio sufren de aridez. Lo más importante, empero, es que Brasil no ha cometido los errores de México en el campo.
En Brasil hay una razonable certeza en la tenencia de la tierra. Los derechos de propiedad son claros y son defendidos por el Estado. La incertidumbre que durante décadas ha afectado a los agricultores mexicanos es en buena medida desconocida en Brasil. Esto ha hecho que se realicen más inversiones de largo plazo.
Brasil demuestra, por otra parte, que el tamaño sí importa. Mientras que en México es común encontrar unidades de producción de 5 hectáreas o menos, y están formalmente prohibidas las propiedades de más de 100 hectáreas, en Brasil las granjas se extienden por cientos o miles de hectáreas y tienen economías de escala comparables a las de sus competidoras en Estados Unidos, Canadá o Australia.
A Brasil, por otra parte, no le ha dado temor aceptar la biotecnología y aplicarla. El país sudamericano es uno de los principales productores de cultivos genéticamente modificados. Esto le da una ventaja competitiva importante frente a México, donde existen todavía restricciones importantes para el uso de la tecnología.
Un empresario de la India, Jaidev Shroff, director general de UPL, me cuenta la historia de éxito en su país del algodón genéticamente modificado, el bt, al que se le añade Bacillus thringiensis, una bacteria que ataca algunas plagas importantes. Éste fue introducido en la India apenas en 2002, pero para 2011 ya representaba el 95 por ciento de toda la producción de algodón. Su popularidad era tan grande en los primeros años, cuando no había todavía suficiente producción, que los agricultores recorrían miles de kilómetros en tren en busca de las semillas transgénicas para llevarlas a casa, a pesar de que su traslado estaba oficialmente prohibido.
Una de las consecuencias de la introducción del transgénico en la India fue la expansión de la superficie cultivada de algodón de 8 millones a 9.5 millones de hectáreas. Esto porque el cultivo se volvió más rentable. Los campesinos pueden todavía comprar semillas tradicionales, las cuales cuestan la mitad, pero prefieren hacer una mayor inversión para comprar el algodón bt. Otras consecuencias han sido la reducción a la mitad del uso de pesticidas en el cultivo de algodón y un aumento de más de 9 mil millones de dólares anuales en el ingreso de los agricultores.
Los políticos mexicanos, particularmente los del sector campesino, se quejan siempre de la crisis en el campo y en automático extienden la mano para pedir dinero al gobierno. Pero los subsidios sólo enriquecen a los líderes. La mejor forma de combatir los problemas del campo es la adopción de políticas que ya han resultado exitosas en otros países: seguridad en la tenencia de la tierra, granjas de gran extensión que gocen de economías de escala y uso de mejores tecnologías de producción.
CONCRETAS
Gabriel Quadri, en contraste con Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto, habló ante una sala casi vacía en la reunión latinoamericana del Foro Económico Mundial. Pero sus respuestas fueron las más concretas… y las mejores.
Twitter: @sergiosarmient4