Trascender es una palabra interesante, tiene varios significados, como: "empezar a ser conocido o sabido algo que estaba oculto; extender o comunicarse los efectos de unas cosas a otras, produciendo consecuencias; ir más allá, sobrepasar cierto límite, etc. Tiene sinónimos, como: difundirse, comunicarse, manifestarse, divulgarse.
Debería ser el objetivo final de los humanos: trascender positivamente, aportar a una sociedad para que ésta evolucione hacia lo mejor. Para los cristianos, también significa alcanzar la salvación.
Para lograr la trascendencia en este mundo, se requiere la participación de dos componentes importantes: la buena intencionalidad y el trabajo; habrá quienes deseen hacer algo; otros, además de proponérselo lo logran, quedando en las mentes y la historia de las sociedades: trascendiendo.
En los dos siglos anteriores, llegaron a La Laguna, hombres y mujeres que buscaban trascender; con claros propósitos y fuerza física y anímica para realizar el trabajo, hasta lograr concluir sus obras; entre ellos, los primeros agricultores, comerciantes e industriales.
Tal fue el caso de muchos pioneros, algunos venidos allende el mar; europeos, orientales y medio orientales, que encontraron cobijo en la Comarca Lagunera, a la que adoptaron como "patria chica", dejándonos sus obras inspiradoras, caso de las escuelas de todos los niveles educativos, donde nos educamos los que ahora debemos "cultivar el espíritu".
Otros más, llegaron a la región de distintas partes del país, sumando esfuerzos para poder "vencer al desierto", logrando hacerla ejemplo nacional.
Entre ellos, arribaron los educadores, que sentaron las bases de lo que hoy es considerada como una de las fortalezas regionales: la calidad en la educación, con una oferta variada que supera a las 120 diferentes licenciaturas, bachilleratos, preparatorias y secundarias de calidad académica, además de numerosas escuelas técnicas profesionales.
Uno de esos profesores fue el Sr. Cervantes, para quienes lo conocimos anteponiendo el nombre de "señor", derivado del "monsieur" francés.
Él se entregó por entero, con su particular fervor religioso, dedicándose a consolidar lo que en su momento fue, sin duda alguna, el mejor colegio del Norte de México: el Instituto Francés de La Laguna, sin desear contrariar la opinión apasionada del muy respetable Lic. Germán Froto y Madariaga, orgulloso egresado de la Carlos Pereyra.
El Sr. Cervantes, murió el día siete de septiembre del presente año.
Educador de miles de estudiantes, -considerando solamente a los laguneros- dedicó su vida al estudio; doctorado en educación, profesor investigador de diferentes universidades del mundo y rector de las Universidades Lasallistas más importantes de México.
Siempre se distinguió por su rigor académico y su calidad humana.
Entre sus características personales: sobrio y elegante, cordial y formal, accesible a cualquiera y docto, de sobrada cultura general; entre todas: su fe inquebrantable y la promoción del cristianismo, de la única manera posible: con el ejemplo personal.
De él quedan muchas anécdotas que recordamos quienes tuvimos el privilegio de aprenderle; siempre animándonos a estudiar y con su personal entrega, orientándonos a Dios.
Quienes lo tratamos, nos maravillamos de su capacidad retentiva, aun con los muchos años transcurridos sin tener contacto con sus egresados, capaz de recordar nombres y apellidos, hasta apodos, los amigos contemporáneos y de alguna travesura, como era en mi caso.
Con su muerte física, empieza a extinguirse la simiente del movimiento lasallista, que llegó a La Laguna hace casi setenta y cinco años; de aquellos pioneros de la educación ya sólo quedan unos cuantos viejos sabios, entre ellos mi muy querido hermano Rubén Sámano, que supo orientarme y quitar mucho de lo áspero de mi personalidad; Don Lorenzo González, el admirado "matemático", profesor divulgador de la fe, incansable promotor de la naturaleza por medio de su apasionada diversión personal: el Escultismo; y el Hermano Juan Estudillo López, ahora director de la Preparatoria ubicada en Torreón, Coahuila. Los tres, siguen en la brega diaria, cerca de los nuevos "hermanos", entregándoles todo su conocimiento, experiencia e inspiración para la educación; ofreciendo las mejores enseñanzas y consejos a los jóvenes educadores que están dispuestos a escucharlos y tienen la inteligencia social y profesional para hacerlo.
También hay otros muchos, laicos que inspirados en su ejemplo han dedicado su vida a la educación, mostrando en sus acciones académicas algunos rasgos de ese estilo tan peculiar de ayudar a aprender, con la gentileza y el afecto requerido para hacer entender a los alumnos, con la firmeza del conocimiento y el respeto ganado a pulso con el trabajo de cada día.
Sin duda, que hay personas que no mueren, únicamente entregan su cuerpo a la naturaleza, persistiendo en la memoria de aquellos que les aprendieron, a quienes les han dejado como herencia el ánimo y sus formas de trabajo pedagógico, además de las muy importantes enseñanzas humanas en persecución de los valores trascendentes.
De ésos es Don José Cervantes Hernández, mi profesor de secundaria; mi consejero educativo.
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