¿Qué le pasó a Josefina? Su triunfo en el proceso interno del PAN, a pesar de los dados cargados a favor de Ernesto Cordero, fue notable. El que por primera vez una mujer fuera candidata de uno de los tres principales partidos le daba una ventaja competitiva importante. En marzo registraba según Parametría una preferencia efectiva de 31 por ciento, diez puntos arriba de Andrés Manuel López Obrador, a una distancia grande, pero alcanzable de 16 puntos de Enrique Peña Nieto.
La candidata del PAN ha perdido siete puntos porcentuales en esa medición. Andrés Manuel López Obrador la ha rebasado en ésta y en otras encuestas. El candidato de la izquierda se ha convertido para muchos en la opción que realmente compite con Peña Nieto, lo cual haría que atrajera el voto útil que busca detener el retorno del PRI a Los Pinos.
Hay quien dice que Cordero habría sido un mejor contendiente. Yo tengo dudas. Quizá Cordero hubiese sido un mejor presidente, pero su atractivo como candidato es muy bajo en una campaña. Josefina Vázquez Mota habla mejor y logra una mejor conexión con la gente. Pero el problema es que el PAN no tenía realmente a ningún aspirante fuerte en la recta final a la candidatura. Josefina era simplemente la menos mala de los "siete enanitos".
Josefina, de hecho, tiene un buen palmarés en su trayectoria política. Como secretaria de Desarrollo Social forjó el programa, Oportunidades, que se ha convertido en ejemplo en otros países emergentes. En la SEP logró que el SNTE firmara la Alianza por la Calidad Educativa, un paso positivo en los esfuerzos por construir un mejor sistema educativo. Como coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados obtuvo acuerdos con el PRI que permitieron la aprobación de algunas iniciativas importantes.
Como candidata, sin embargo, Josefina no ha logrado conectar con el electorado. En una campaña que por mandato de ley está dominada por spots de radio y televisión, su voz es monótona y sus frases llenas de lugares comunes. Las ideas fuerza positivas de su programa no prevalecen. La idea de que una campaña negativa en contra de Enrique Peña Nieto le aumentaría las preferencias ha resultado fallida.
Quizá la culpa original venga de Los Pinos. El presidente Felipe Calderón pareció apostar todo su capital político a una candidatura de Juan Camilo Mouriño, que cayó por tierra al fallecer éste en un accidente de aviación. El gabinete presidencial se convirtió en refugio de colaboradores cercanos y leales, pero sin peso político propio. Nunca se permitió que alguien con personalidad e influencia creciera y opacara al presidente. El respaldo a Cordero estaba destinado al fracaso desde un principio.
Las consecuencias de las decisiones del presidente pueden ser muy dañinas para el PAN, que no sólo ha sido relegado al tercer puesto en la carrera presidencial sino que está perdiendo respaldo en las elecciones por el Congreso y en estados que ha dominado desde hace años, como Morelos, Jalisco y Guanajuato. Si las actuales tendencias electorales continúan, el PAN enfrentará en julio un verdadero desastre electoral.
El PAN triunfador fue construido a lo largo de décadas por personalidades carismáticas como Manuel Clouthier, Diego Fernández de Cevallos y Vicente Fox. Felipe Calderón logró una magra victoria en 2006 más por temor a Andrés Manuel López Obrador que por sus propios méritos políticos. Hoy, sin embargo, el PAN carece de personajes carismáticos para las nuevas batallas electorales. Y los que has surgido, como Manuel Espino y Manuel Clouthier hijo, han sido excluidos para no incomodar al presidente.
DESQUICIADOS
Una vez más el SME y los maestros de la CNTE desquiciaron ayer la ciudad de México. Las manifestaciones son un negocio demasiado bueno como para que alguna autoridad las limite. Los ciudadanos pagamos los costos. Lo peor de todo es que aún le falta un buen tiempo a esta temporada política.
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