Defensa. Calderón afirmó que si el Gobierno se hubiese quedado de brazos cruzados el crimen ya hubiera carcomido instituciones.
Si el Gobierno se hubiese quedado cruzado de brazos, advirtió ayer el presidente Felipe Calderón, el crimen hubiera ya carcomido las instituciones.
Acompañado por los secretarios de Marina y de la Defensa Nacional, Francisco Mariano Saynez y Guillermo Galván, respectivamente, Calderón presidió por última vez la ceremonia de graduación de cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, a quienes entregó el sable de mando en una ceremonia a la que asistieron los familiares de los nuevos guardiamarinos.
Agradecido con la Marina por haber atendido el llamado de auxilio de los ciudadanos para luchar por la seguridad, el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas explicó que su Gobierno debía actuar con determinación y antes de que fuese demasiado tarde ante una criminalidad que busca "oprimir y explotar al pueblo, que quiere pisotear sus libertades y que avanzaba impunemente a pasos agigantados en la corrupción y control de las instituciones".
"Y teníamos que hacerlo -dijo Calderón- con la valentía y con la decisión con la que ustedes, marinos de México, lo han hecho (para) enfrentar a la delincuencia e imponer el orden y la ley".
En ese tenor, advirtió que un Gobierno verdaderamente comprometido con su pueblo no podía permanecer impasible ante el sufrimiento de la gente.
"La obligación constitucional, la obligación ética, la obligación política de todo gobernante, es cumplir y hacer cumplir la ley para defender a la población. Se trata de un imperativo categórico y absoluto. Además, es claro que, de habernos quedado cruzados de brazos, quizá, en este momento, la criminalidad ya hubiera carcomido las instituciones del Estado mexicano, que se encontraban en amenaza de deterioro crónico", afirmó.
En Veracruz, añadió el presidente, la Marina ha sido "la guardia y férrea protectora de las familias veracruzanas. Ha estado ahí, enfrentando a los que avanzaban impunemente sobre sus familias. Ha realizado la captura de los criminales más poderosos y más violentos que haya conocido Veracruz en décadas, pertenecientes a diversos grupos del crimen organizado, y que se habían enquistado durante años, a la sombra de la corrupción y la complicidad.
