Conflicto por masacre. El presidente afgano Hamid Karzai reza con los familiares de los civiles asesinados supuestamente a cargo de un soldado estadounidense el pasado 11 de marzo.
El presidente afgano Hamid Karzai dice que está "con la soga al cuello" y muchos estadounidenses sienten lo mismo.
Después de todos los reveses de la última década en el intento de conformar una alianza firme con Afganistán y derrotar al Talibán, el colmo fue la matanza de nueve niños y siete adultos afganos, presuntamente por un soldado del ejército cuya identidad fue ocultada hasta ayer viernes por la noche.
Un alto funcionario estadounidense identificó al sospechoso como el sargento de ejército Robert Bales, de 38 años. La fuente habló bajo la condición de anonimato por tratarse de un proceso en curso. El militar era trasladado el viernes de Kuwait a la prisión militar de máxima seguridad en Fort Leavenworth, Kansas, aunque Karzai reiteró su reclamo de fuera juzgado por la justicia afgana.
Karzai también insiste ahora que las fuerzas estadounidenses se retiren inmediatamente de las zonas rurales y entreguen la responsabilidad por la seguridad a los afganos el año próximo. Pero la Casa Blanca y el Pentágono dijeron ayer que nada arruinará su plan bélico, incluso después de la masacre, la quema de ejemplares del Corán por soldados estadounidenses y la muerte de siete soldados estadounidenses a manos de sus aliados.
De acuerdo con diversas encuestas, hasta el 60 por ciento de los estadounidenses dice que es hora de poner fin a la guerra en el país asiático. Y el gobierno presta oídos.
"El pueblo afgano está cansado de la guerra", dijo el viernes el secretario de Defensa, León Panetta, de regreso de un viaje a Afganistán. "El pueblo estadounidense también está cansado luego de 10 años de guerra. Es comprensible".
CREEN QUE TIENE ESTRÉS
El soldado estadounidense sospechoso de matar a 16 civiles afganos pudo tener un trastorno por estrés postraumático, dijeron especialistas en salud mental.
El abogado del soldado, John Henry Browne, dijo -en una versión sin confirmación independiente- que su cliente vio cuando uno de sus camaradas perdía una pierna en una explosión el día anterior a la matanza del fin de semana, y además sufrió una lesión en la cabeza y perdió parte de un pie durante las tres ocasiones que estuvo en Irak.
El soldado, que tiene 38 años de edad y ha sido identificado como el sargento de ejército Robert Bales, fue enviado a Afganistán en diciembre.
Ap