Mientras la candidata del PAN sigue sin levantar cabeza, el candidato de izquierda comienza, finalmente, después de varias semanas de estancamiento, a moverse y a crecer poco a poco. La pregunta es si López Obrador puede alcanzar a la candidata del PAN antes del primer debate. Esa es la apuesta de la izquierda y la preocupación de la derecha, pues la segunda mitad de la contienda será sólo entre dos.
Durante muchas semanas López Obrador estaba por debajo del 20 por ciento, lo cual era sorprendente extraño, pues si en esta elección van a votar entre 45 y 50 millones de mexicanos, los 14 millones de votos que Andrés Manuel tuvo en 2006 significan por entre 28 y 30 por ciento de la votación. Es decir, de acuerdo a las encuestas, después de seis años de campaña El Peje no sólo no había ganado votos sino que había perdido pelos más o menos cuatro millones de votantes.
El debate del 6 de mayo definirá en gran medida quién de los dos va a ser el retador de Peña Nieto y ahí Andrés Manuel tiene todas las de ganar. Primero por Josefina es muy buena oradora, pero lo suyo lo suyo no es el debate; no es alguien de ideas rápidas ni reflejos y su discurso es estudiado y reiterativo. Su ventaja es que defícilmente los tres caballeros serán excesivamente rudos con la única mujer en la contienda. En cambio, López Obrador, si bien no es un fajador de la política (no es Muñoz Ledo o Diego Fernández de Cevallos) es mucho más ágil en el discurso que Josefina y que el mismo Peña Nieto.
El segundo elemento a favor del candidato de las izquierdas es que resulta mucho más fácil y atractivo golpear y criticar al gobierno, y más uno tan controvertido como el de Calderón, que defenderlo. Andrés Manuel tiene un discurso muy definido, con el que se puede o no estar de acuerdo, pero que es muy eficiente con sus votantes. El dircurso amoroso y las suplicas de perdón sirvieron para distender la relación con los ciudadanos que no votan por él. En efecto logró bajar significativamente sus negativos, pero se alejó de de su público. El gran objetivo de Andrés Manuel tiene que ser que lo vean otra vez como El Peje, el político distinto, alejado de los signos del poder y cercano a la gente, contestarario y como el único de los tres que no es parte "del sistema".
Si López Obrador logra recuperar sus cuatro millones de votos perdidos rápidamente se pondrá al parejo si no es que por arriba de Vázquez Mota, lo cual sería un tragedia para la candidata del partido en el poder, porque polarizada la elección el tercero se queda con su voto duro, literalmente en los huesos.