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La Columna de Brizio

EL SICÓPATA

ARTURO BRIZIO CARTER

Los analistas arbitrales y en general la gente del futbol han opinado que el comportamiento del árbitro Marco Antonio Rodríguez no es normal. Se dice que su protagonismo raya en la locura y su afán de notoriedad es un asunto de diván pero hablando en serio, creo que se trata de un caso de sicopatía.

La sicopatía es un trastorno de personalidad antisocial, dice la enciclopedia libre Wikipedia y quienes padecen esta enfermedad, suelen crear códigos propios de comportamiento. Sólo así se puede entender que Marco, pese a ser reprimido y castigado en repetidas ocasiones por su forma peligrosa y bravucona de dirigir, continúe convencido de que lo hace de maravilla.

La misma fuente señala que los sicópatas tienen como característica el tener necesidades especiales y formas atípicas de satisfacerlas, lo que implica cierta ritualización. Rodríguez ha hecho de su vida y su muy defendible derecho a profesar la religión que le convenga, una cuestión sectaria que maneja a su conveniencia y siempre saliendo, según sus cuentas, muy bien parado. El tener sus propios códigos, lleva a estos pacientes a la sobrevaloración de su persona.

La ausencia de culpa es otro rasgo del padecimiento y desde su óptica, sigue repitiendo esquemas que lo han llevado a que casi ningún equipo quiera que arbitre en sus partidos.

En alguna ocasión, Marco fue invitado a una congregación de la secta a la que pertenece en Chiapas. En uso de la palabra alertó a los ahí presentes sobre la influencia y omnipresencia de Satanás, sobre todo entre los niños. Afirmó que los personajes de Disney y otros dibujos animados eran inventos demoníacos e invitó a que se despojaran de esas prendas y las quemaran.

Quienes ahí estuvieron relatan que en estado de trance, el juez transformado en Pastor presenció la tremenda pira donde ardían tenis del pato Donald y playeras de Winnie Puh.

Sin embargo, no tiene empacho en usar a un vampiro como símbolo de su personalidad y comercializar con ese logo productos como su gel para el cabello o zapatos tenis marca "Chiquimarco". Así de congruente.

Hay que recordar que fue él quien se apersonó ante la comisión disciplinaria para exigir la ampliación del castigo al atlantista Daniel Guerrero, por la agresión al "negrito" Camargo. Por ello, su reciente arbitraje en Pachuca pareció más bien el acto de la espada justiciera de la divinidad, encarnada por supuesto en su persona, que el deseo de aplicar el reglamento.

La "tolerancia cero" es un valor, pero Rodríguez Moreno la aplica a su antojo. Dejó pasar claras agresiones de Jaimen Ayoví y Daniel Arreola, para luego expulsar, injustamente, a Jorge Guagua.

Créame usted, amable lector, que no estoy de broma. Marco requiere atención médica y yo estoy dispuesto a cooperar para los honorarios del siquiatra.

Apbcarter_1@hotmail.com

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