Cuando algo sale francamente mal, es muy común decir "para el olvido" y es en esa actitud derrotista y cobarde donde se incuban buena parte de nuestros males.
Históricamente la sociedad mexicana ha sido "olvidadiza". Sólo así se puede entender que se repitan esquemas en lo político, económico, cultural, educativo y, por supuesto, deportivo.
Es quizá un mecanismo de defensa de los mexicanos. Incluso en la canción vernácula se invita a guardar la desventura tras una botella de tequila. Lo importante no es el infeliz desenlace de una situación sino el archivo inmediato, el arropamiento del alma herida, la desmemoria personal y colectiva, el sepulcro de aquello que hiere.
La apuesta debería ser en sentido contrario, es decir, al recuerdo permanente de aquello que ofende o aflige. Dicen que en Tel Aviv, Israel, hay un monumento dedicado al "soldado desconocido" y en él se puede leer esta frase dedicada a los millones de muertos en el holocausto: "Perdona pero no olvides".
Por ello, no se puede decir que han sido "para el olvido" las actuaciones de varios equipos de Primera División en esta campaña. Más bien sería una obligación de sus seguidores recordarles constantemente lo mal que hicieron las cosas para buscar una urgente mejoría.
El primero de la lista es el Guadalajara y su carísima apuesta por la asesoría de Johan Cruyff. Tras ser el mejor en la pasada temporada, ahora arrastró el prestigio y quedó fuera en los dos torneos que encaró.
Luego están los Pumas, quienes apenas hace un año levantaban el trofeo de campeón. El desmantelamiento sistemático del plantel, al aborto del proceso de maduración de sus jóvenes valores y la apuesta en cero por refuerzos, trajeron consigo un torneo largo y triste.
Otra cantera inagotable, la del Atlas, también tiene mucho que decir en cuanto a su penosa realidad. Salvarse del descenso no es un logro sino una obligación. Cuando se tienen más directivos que diputados, es imposible llevar el barco hacia delante.
Toluca, ancestralmente invitado por obligación a la liguilla, suma su cuarta temporada sin acceder a ella. Un plantel que ha envejecido, donde la inversión ha fallado, quitando por supuesto al goleador Iván Alonso, reclama a gritos una reestructuración. Lejos quedaron los días de gloria en el "Nemesio Díez".
Querétaro fue el "caballo negro" de la pasada fiesta grande y hoy no llega ni al burrito de la leña. El fantasmagórico paso del seudomillonario Zlatan Petricevic los dejó más hundidos que al Titanic y son, desde hoy, el más firme candidato al descenso.
Atlante sigue produciendo dividendos a costos muy bajos pero la experiencia muestra que hasta la gallina de los huevos de oro se cansa de poner. Ya lo colocaron sus dirigentes en "zona roja".
San Luis debe tomar en cuenta sus errores si es que quiere enmendarlos, y Tecos, desde el averno, analizará una temporada... para el recuerdo.
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