Está por finalizar la primera ronda dentro de la Eurocopa de naciones y la gran decepción ha sido Holanda, conocida en el mundo del balompié desde 1974 como la "Naranja Mecánica".
En aquellos lejanos ayeres, el entrenador en turno de los tulipanes se llamaba Rinus Michels e imaginaba dentro de la cancha un concepto que bautizó como "futbol total". En ese esquema no cabían los jugadores que permanecieran estáticos en su puesto, lo que demandaba una gran capacidad física, disciplina táctica y un altísimo nivel técnico.
Además tuvo la suerte de encontrar a los elementos necesarios para materializar su idea, y de la mano del líder del equipo, el famoso Johan Cruyff, llevó a su escuadra no sólo a disputar la gran final del Mundial de Alemania, precisamente ante los anfitriones, sino a practicar un verdadero ballet sobre el césped que dejaba maravillado al espectador.
Cuatro años más tarde, en el Mundial de Argentina, Cruyff se negó a integrar el combinado naranja y pese a ello volvieron a llegar al partido grande, una vez más ante la selección local y, desgraciadamente, volviéndola a perder.
Sin embargo, ahí quedó la estampa de un verdadero campeón sin corona y del respeto absoluto a un sistema que privilegia la búsqueda incesante del arco rival y el trato exquisito con la pelota, nada más que a diferencia de otros cuadros llenos de virtuosismo, los naranjas lo hacen a toda velocidad.
Con el paso de los años, Holanda ha seguido siendo un referente a nivel mundial y sus jugadores engrosan las nóminas de los principales clubes europeos. Incluso son el actual subcampeón del mundo, ya que perdieron su tercera final ante España en Sudáfrica 2010.
¿Qué sucedió entonces con este grupo de estrellas? En mi opinión, el equipo carece de liderazgo y por ello son un grupo de solistas que interpreta cada quien la canción que se le ocurre.
Además, tienen en sus filas al impostor más grande de los últimos tiempos y que responde al nombre de Arjen Robben. Este tipo es como los perros callejeros: corre hecho la madre para ir a ninguna parte. Tanto en su club, el Bayern Munich, como en la selección es el tirador oficial de penales, que generalmente falla, para luego, cuando hay que tirarlos en la serie definitiva, se le hagan de chicle las piernas y se niegue a ejecutarlos. En fin, que lo compre el que no lo conozca.
En fin, una pena que no podamos seguir viendo a los Van Bommel, Van Persie, Sneijder, Van der Vaart, Huntelaar y sobre todo al responsable del banquillo, el señor Bert Van Marwijk, quien pese a tener contrato hasta el 2016, difícilmente seguirá en el cargo.
Con cero puntos y el peso de la mochila con un fiasco de este pelo, esperemos que compongan el rumbo y vuelvan a encontrar el esplendor que los ha llevado a ser de los mejores cuadros del orbe.
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