Uno de los deportistas más importantes de los últimos tiempos, ganador siete veces del Tour de Francia, Lance Armstrong, está en riesgo de perder todos sus títulos y caer en el descrédito absoluto debido a la presunción establecida por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos de que el extraordinario ciclista usó sustancias prohibidas durante su exitosa carrera.
La vida de este atleta increíble no ha sido nada fácil. En el año 1996 le fue diagnosticado un cáncer testicular, con metástasis en pulmones y cerebro que amenazaba con quitarle la vida en pocas semanas. En pleno tratamiento de quimioterapia, Armstrong rodaba, en una bicicleta estacionaria, hasta 300 kilómetros a pesar de los intensos dolores y la fatiga. Además, tuvo la precaución de congelar semen para, posteriormente, tener el privilegio de procrear un hijo por la vía de la inseminación artificial.
El hombre no sólo derrotó a la maligna enfermedad sino que inició una historia de éxitos deportivos que parecen sacados de una novela, ganando siete veces consecutivas la que es considerada la más importante prueba del ciclismo internacional: la Vuelta a Francia.
Sus desgracias comenzaron en el 2010 cuando su coequipero en el US Postal, Floyd Landis, lo acusa de consumir sustancias prohibidas. Cabe aclarar que este corredor perdió el título del Tour en 2006 precisamente por dopaje.
Esta denuncia hace que se abra una investigación en su país y que varios ciclistas de élite, algunos de ellos compañeros de Lance, ratifiquen el consumo de estimulantes por parte del campeón.
Durante su carrera fue sometido a innumerables exámenes antidoping y jamás dio positivo; pese a ello, las acusaciones en su contra se mantuvieron hasta que en febrero de este año, el gobierno gabacho decide dar por cerrada la investigación.
Sin embargo, parece que el jefe de la agencia antidopaje, Travis Tygart, se la tiene "jurada" a este titán, yéndosele a la yugular al suspenderlo de toda actividad competitiva. El ciclista se defiende demandando ante un juez civil pero recibe un revés y queda en estado de indefensión ante sus acusadores.
Hace apenas unos días Lance Armstrong anuncia que no rebatirá los cargos, que está exhausto de ser objeto de una persecución y que esperará tranquilo el veredicto.
Puede que esta decisión entrañe la admisión de culpa por parte de Lance. Esa es una lectura. La otra sería que él sabe que la Unión Ciclista Internacional, así como el Comité Olímpico, lo apoyarán. Algunos patrocinadores de su Fundación ya han externado su respaldo a la causa del corredor, y efectivamente, debe estar harto de probar a cada rato su inocencia.
Indudablemente que sólo él sabe la verdad. Yo le diría que no hay tiempo ni dinero mejor invertidos que en limpiar un nombre. Lance, te suplico, ¡no dejes de pelear!
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