Después del trago amargo en Guadalajara, trago que aún deja secuelas amargas en los paladares del Territorio Guerrero. Lo que pasa y molesta a los seguidores laguneros es la manera tan fácil de olvidar y "cambiar el chip" de jugadores y técnico. "No pasó nada, es tan sólo un juego más", ¡la manga!, que la deshonrosa manera de caer ante el último lugar y un pésimo equipo, por cierto y sólo por referencia llamado Chivas, fue un golpe que caló hondo en el orgullo guerrero. "Que yo no sé olvidar como ella olvida", dice una canción del gran Manuel Alejandro. Año con año vuelve la eterna discusión propiciada por las campañas vergonzosas de los llamados grandes, que si tal o cual equipo merece ostentar el título de grandeza y unirse a los cuatro grandes espejismos.
El mejor Tigres de los últimos tiempos tuvo su oportunidad de trascender, pero se vio como equipo de ejido por acatar las decisiones de su comisariado ejidal, Ricardo Ferreti, y dejó ir algo fundamental para aspirar a ser tratado como grande, el respeto más allá de tu aldea, participando en la Libertadores.
Santos, por su parte, tuvo la oportunidad de mostrarle al país su empaque de "grande" acaparando la atención del domingo por la tarde, todos los ojos del futbol mexicano en la cancha de Chivas, por fin el momento exacto para vencer categóricamente a un equipo limitado y golpeado anímica y físicamente, sonando el silbato salir a no dar concesiones, recordarle de inmediato al deprimido rival que se enfrenta al poderoso Santos Laguna, impresionar al país. No, no fue así, Benja mandó a su equipo a cederle el balón al Guadalajara, jugándole con un respeto indigno, y poco a poco un rubor de intensa vergüenza cubrió el rostro de los santistas en todo el país, una vez más se dejaba ir una preciosa oportunidad de aprovechar el aparador y las luces nacionales. Al final. Los que abandonaron el estadio o apagaron su televisor comentaron lo de siempre, "qué chiquito es Santos" nos duela o no, sea injusto o no, pero no puede ser que lo poco o mucho que se ha ganado camino al respeto, y por qué no a la admiración de la nación, se eche al basurero jugando de manera tan lastimosa.
Ahora, la historia nos ha enseñado que Santos Laguna a pesar de estas lamentables exhibiciones incluso ha salido campeón, sin duda, este sábado los Gladiadores pagarán la factura, Crosas y Hérculez, "los socios del ritmo" serán fundamentales.
Ni hablar, otra vez a tragarse el orgullo y esperar una nueva oportunidad de quitarle la sonrisita irónica a todos los detractores de los Guerreros, que se niegan a conceder que a pesar de todo, los laguneros han avanzado, a pesar de que lo sucedido en Guadalajara fue un paso hacia atrás.
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