Cerrado el régimen de transferencias que año tras año no deja de sorprendernos, es realmente increíble lo que sucede cuando se dan las altas y bajas de cada equipo. Ya no vamos a tocar el tema del "mercado de piernas", "de ser tratados como reses", "de lo humillante que resulta para los futbolistas estar mendigando un lugar en cualquier equipo de cualquier división", ellos, los protagonistas, aceptan las reglas de este juego y draft tras draft asisten de mil amores a ver qué sale para ellos. Cada vez son menos, o casi inexistentes las protestas de algún futbolista alegando que nadie le informó que cambiaba de equipo y que se enteró por la prensa, bla bla bla, ellos la gran mayoría de los que integran la máxima división ahora llamada Liga MX, por fin entendieron que son privilegiados de trabajar en un país donde cada vez es más difícil obtener un empleo, ya deja bien remunerado, simplemente una chamba medio segura que te permita medio vivir.
Los que a veces se dicen sorprendidos porque los cambian sin su consentimiento, en estos tiempos deberían de agradecer que alguien se interesa por ellos, que están dispuestos a darles trabajo y, por supuesto, bien pagado, no faltaba más.
Pero habíamos dicho que no tocaríamos ese tema y ahí vamos de nuevo, no, el tema es: la inverosímil manera que algunos técnicos viejos zorros siguen engatusando a directivos por decir lo menos ingenuos, cómo entender que Romano convenza a Álvaro Dávila de contratar a cinco ex santistas comprobadamente incapaces de sostener una titularidad, Carlos Adrián Morales, Carlos Ochoa, Francisco Torres, José Antonio Olvera y Uriel Álvarez son un ejemplo de inestabilidad emocional y futbolística, Romano simplemente abusó de su inmensa suerte, cuando todo parecería que Rubén Omar haría en un ejercicio de humildad y agradeciendo que un equipo de la categoría de Monarcas le brinde una enésima oportunidad se adaptara al proyecto que dejó Tomás Boy, no, no señor, vengan a mí cuates e incondicionales, arrasar con una base sólida que dejó el trabajo de Tomás y volver a la necedad de alinear a " jugadores que me entienden a ciegas lo que les pido".
Permite la salida de elementos claves como: Rafa Márquez, Gerardo Lugo, Jorge Kalú Gastélum, Adrián Aldrete, entre otros, y cubre estas ausencias con suplentes sempiternos (que no tiene fin o durará para siempre) increíble, simplemente increíble.
Por su parte, el campeón sabiamente refresca básicamente su banca y contrata, antes de que otros lo detectaran y se lo llevaran, a una joyita proveniente de Estudiantes/Tecos, el chavito de 16 años Walter Sandoval, este imberbe impresionó cuando vino y anotó varios goles a los sub 17 de Santos, fue tal la impresión que causó que a la primera oportunidad Santos lo compró, "El Informador" de Guadalajara publicó que el equipo lagunero dio dos millones de dólares a los Estudiantes para obtener a Oswaldo Alanís y de paso al jovenzuelo Sandoval. Gerardo Lugo es una contratación de equipo grande, es decir, a pesar de ser seleccionado nacional y vivir el mejor momento de su carrera nadie le garantiza la titularidad en un equipo plagado de talento y creatividad. Y como diría el gran Pancho Amparán. "Este, amigos... este es nuestro futbol".
rrosell50@hotmail.com
