El narrador. Élmer Mendoza es considerado uno de los escritores contemporáneos de mayor voz en México y el extranjero. (CORTESÍA)
Desde "El amante de Janis Joplin", publicado en el 2003, hasta "La prueba del ácido", en el 2011, el escritor sinaloense Élmer Mendoza se ha caracterizado por ser el primer narrador mexicano, que de manera acertada traslada la realidad del narcotráfico y la violencia a la literatura.
Sin pretensiones políticas y con un especial manejo del lenguaje, el autor de "Balas de plata", ganadora por unanimidad del III Premio Tusquets Editores de Novela, ha hecho que sus personajes sean traducidos a más de 6 idiomas, e incluso fue el referente que el escritor español Arturo Pérez-Reverte, consultó para escribir su novela "La reina del sur".
Mendoza recuerda que antes de que su primera novela pisara los estantes de las grandes ligas libreras, con el guante de Tusquest, pasaron 20 años. Ahora como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, igual ve pasar su éxito desde un café en Francia, donde lo consideras autor de culto, que en un mercado de Sinaloa, buscando pescar palabras.
En sus novelas habitan policías corruptos, narcotraficantes, personas cansadas del abuso del poder, hay violencia, sexo y armas. Pero también amigos que se la rifan por su "brother", familias con tradiciones, escenarios con olor a camarón y un telón musical de banda, descripciones de la mitología norteña y sus bemoles.
→ ¿Cuándo recorre ciudades de México afectadas por la violencia, no se siente personaje de una de sus novelas?
Bueno es que yo además de escritor soy viajero y los viajeros sabemos que todas las ciudades son diferentes, y que hay que ver esas diferencias. Los turistas ven todo igual, yo no. Los viajeros vemos detalles, pisos, esos pequeños rincones que convierten a las ciudades en otra cosa.
Los problemas que tienen de violencia, de una manera las unifican, son cosas flotantes, pero desde luego que prefiero alejarme de esos detalles.
→ ¿Cómo un narrador que aborda el tema del narco en su obra, limpia su relato?
Siempre pienso que lo que tengo que hacer es literatura y la literatura se hace con lenguaje y con muchos trucos, entonces ahí me quedo. A veces se me olvida que estoy tratando temas tan escabrosos que tienen que ver con una realidad inconveniente para una región y para una época.
No es que tenga un distanciamiento, que no advierta la realidad, para tocar con arte la problemática que vive un país, hay que meterse, es algo que se tiene que hacer y uno debe entrar en contacto con cosas reales. Eso te da una visión diferente de qué es lo que está pasando y ahí es cuando se puede conseguir un producto estético diferente.
→ ¿Traduciendo la realidad como despeja el enfoque informativo que han querido darle tantos autores al tema, dónde está el truco, en el lenguaje?
Tiene que ver con la innovación y el manejo del lenguaje. Digamos trabajar el tremendismo que tiene el tema, pero convertirlo en algo estético, en un símbolo. Es muy fácil escribir una decapitación pero crear una imagen de la decapitación es lo complicado y es lo que los escritores intentamos hacer.
Es muy fácil, por ejemplo cuando quieres describir un encuentro sexual lo puedes hacer con dos palabras y no pasa nada, pero cuando escribes tienes que hacer una pieza erótica y esa pieza lo será a medida que despierte digamos al momento que toque el universo sexual y acá es igual. La decapitación la puedes mencionar en dos palabras, pero para hacerlo algo estético, hay que crear imágenes.
→ ¿Qué busca provocar en el lector creando una imagen fuerte de la violencia?
Pues horror, se busca que la gente no comparta esas políticas o situaciones de administración de justicia que nos está dando tantas noticias todos los días, entonces cuando hay gente consiente que le produce horror, estamos combatiendo eso de que a todo se acostumbra uno. De que ya la violencia no provoca asombro.
Y si tenemos gente que no se asombre, gente que no se acostumbra a la violencia, entonces tendremos gente que no se acostumbra a la violencia, tendremos gente dispuesta a crear situaciones, que tiende a resolver los problemas hacer denuncia, a cuestionar a exigirles a nuestros legisladores, a nuestros gobiernos para que trabajen en un clima de seguridad mejor.
→ Pero en su literatura las imágenes además de horror producen risa ¿Qué papel juega el humor en su obra?
El humor es necesario, tiene que estar presente, es parte de la provocación a los lectores, es decir te puede provocar horror, pero como somos un pueblo muy dado al humor negro es un llamado a la capacidad de divertirte también, de sustraerte de la realidad, pero no te vas inmune, tienes que experimentar algo ante la novela, en este sentido el humor es muy efectivo, a mí es algo que me gusta bastante.
Además acuérdate que el humor nuestro, de los norteños es un poquito distinto al del centro. Es esa raza que nos burlamos de otro tipo de cosas y tiene que ver también con otra realidad. Del "you wey, no wey, mejor tú wey" (ja ja ja).
→ ¿Ha sido complicado partir de lo regional de sus relatos (Sinaloa) a lo universal de la literatura (las traducciones)?
Yo creo que no. Lo complicado fue que yo escribí durante 20 años y digamos conseguir un respaldo editorial que se preocupara por mi obra fue difícil, pero a partir de ahí ellos me han ayudado a llevar mi carrera.
Cuando he entrado en el mundo de las traducciones me he dado cuenta del valor de nuestro lenguaje, con mi editor en alemán he llegado a resolver dos mil o tres mil preguntas sobre nuestro lenguaje y entonces eso para mí es sensacional, ver cómo en otro idioma le tiene que buscar correspondientes a lo que es nuestro lenguaje.
El lenguaje es un instrumento y si se trabaja con rigor, adquiere valor, y es lo que he tratado de hacer siempre, vamos hacer una literatura en serio, aunque utilice el lenguaje de la calle o regionalismos o lo que sea, no perder de vista que tiene que hacer parte de un discurso, no es un capricho, es arte de una propuesta estética.
→ ¿Qué le preguntaba Arturo Pérez-Reverte cuando lo visitó en su proceso de escribir "La Reina del sur", de lenguaje o del narco?
Ambas cosas porque entre los autores todo nos preguntamos. En particular yo soy un escritor que siempre está abierto a todo. Lo que hace Arturo cuando decide escribir "La Reina del sur", es preguntar, alguien le aconseja que hay un lugar donde puede conseguir información más interesante en México y llega a Sinaloa conmigo.
Arturo es un autor profesional e intenso llega a Sinaloa y empieza a ver todo, me sorprendía que yo lo llevaba algún lugar y volvía a otra hora, investigaba con el rigor del periodista pero se ponía las botas del escritor al momento de narrar.
→ ¿Después de la fama, seguirá escribiendo sobre el narco?
Quién sabe. Es una de mis líneas de trabajo y tengo un apego por mi región y lo que ahí pasa, esa realidad. Ahora lo de famoso pues no (ja ja ja) es gratificante a veces estar en una playa donde crees que nadie te conoce y no eres el escritor y de repente llega alguien emocionado a que le firmes un libro, eso te llena.
Élmer Mendoza considera que se debe seguir escribiendo sobre narco y violencia, sólo que tratando el tema con seriedad, no como cliché, entiende que lo que escriben los periodistas en sus libros también es necesario, porque informan o forman, pero sabe que como literato juega en otra cancha.
Busca provocar al lector, causar emociones, reflexiones, aunque tiene claro que si la obra no es atemporal y se queda en el simple retrato de una realidad histórica, no tendrá mucha vida.
Sus novelas
Publicadas en Tusquest Mendoza tiene:
⇒ El amante de Janis Joplin.
⇒ Un asesino solitario.
⇒ Balas de plata.
⇒ Cóbraselo caro.
⇒ Efecto tequila.
⇒ La prueba del ácido.