Los refranes son sentencias, donde queriendo o no se encierra la sabiduría popular, por lo que viendo el espectáculo, calificado por algunos como un reality show, celebrado en "medio de la tierra", topónimo náhuatl del vocablo Tlalnepantla, no pudo tener mejor escenario que debajo de un puente en obra negra, habida la suficiente tierra suelta que aprovecharon ambos bandos para echársela encima. Alguno de mis habituales contertulios, comentó que dos coheteros no se huelen pues el olor a pólvora les impide percibirse uno al otro y entre bomberos no se pisan las mangueras o entre sastres no se cobran los remiendos. En mala hora acordaron reunirse priistas y panistas, pues no podía esperarse otra cosa que gritos y reproches. Ambas partes se acusaban de no querer ver la verdad. Este es el compromiso 130 y este es el 127, son diversos exclamó el coordinador de la campaña priista Roberto Gil en medio de la barahúnda creada por los partidarios de uno y otro partido, pues ambos traían su porra. Al final los panistas, dice la nota periodística, se salieron con la suya.
Menos de media hora, se dice, duró la exposición de argumentos de cada lado. Sin embargo, parecía que se encontraban en la Torre de Babel, pues no lograron entenderse como si cada bando hablara un idioma distinto. Aunque traducida la única frase que se entendía era "promete y no cumple". Cada grupo se ubicó más o menos a 300 metros de distancia. Los trabajos en la obra están detenidos desde hace tres años. No está terminada, acusaron el queretano Ricardo Anaya y el chihuahuense Gustavo Madero. En otro lado la voz del coordinador priista se oía en todo el barrio: esto es un distribuidor vial, el puente está allá atrás. Calificándolas de compromisos distintos, acabando por señalar que si no se ha cumplido ha sido porque el gobierno de la ciudad de México no ha puesto la parte que le corresponde, ya que era una obra cuyo monto se iba a prorratear. Se refería a la promesa de campaña número 127. Parecía, por los rostros demudados, se producirían eventos perniciosos que no llegaron a presentarse.
Lo que no se sabe es a quién se le ocurrió que la mesa llevara el nombre de mesa de la verdad, ya que por increíble que parezca ninguno iba a reconocer que el otro estaba hablando con sinceridad. No están acostumbrados a ello. Se consideran dos ramas del mismo árbol. Se saben todos sus secretos. Los panistas instalaron dos pantallas gigantes y seis de plasma. Mantas con bocetos de Pinocho, el hijo de Geppetto, al que le crecía la nariz cuando decía una mentira. A su vez, los priistas colocaron una carpa y una mesa extra de manteles verdes y sillas, por si el PAN decidía acompañarlos, lo que no sucedió. Fueron los priistas los que llegaron al improvisado campamento panista, no tardaron en regresar a su cubil. El priista Carlos Ramírez Marín se quejó de que lo agredían pidiendo a los panistas controlaran a sus seguidores. Para ese momento ya había empujones a reporteros, fotógrafos, camarógrafos y vecinos. Aquí no hay seguidores de nadie, nosotros sí vivimos en esta zona, se oyó que gritaban entre la muchedumbre. En ese momento, aduciendo que no había condiciones para continuar, como soldados obedientes a la voz de mando, hubo celulares todo el tiempo, se levantaron y enseguida se retiraron.
El vocero del PRI, Eduardo Sánchez, vistiéndose de niño héroe de Zacazonapan, dijo a los panistas "les dimos argumentos y obtuvimos insultos y descalificaciones. Y levantando el brazo derecho habló como Zaratrustra: "Ese es el PAN que tiene al país sumido en la violencia". Así mismo acusó que los contrarios "tenían el escenario preparado para que nos golpearan", asegurando que había un fuerte olor a alcohol entre los simpatizantes del PAN. Varias preguntas se antojan: ¿por qué aceptaron que se ubicara la mesa en descampado?, ¿por qué acudieron tan solícitos y cuál fue la razón de que los priistas se sometieran, yendo hasta el campamento de los panistas? Los priistas lograron su objetivo. Aseguraron que el puente vehicular inconcluso se trata en realidad de un distribuidor vial a cargo del municipio y que no está en ninguno de los compromisos de campaña del exgobernador mexiquense. En fin, hay quien señala que el cuasidebate no lo ganó ninguno sino que hubo un empate, entre cuates que se tapan con la misma cobija.