La mayoría de los indigentes viven de lo que se encuentran; el daño a su salud es evidente.
El problema de la indigencia es cada vez mayor en la capital del Estado. Aunque las instancias gubernales no coinciden del todo en cuanto la cifra de personas en condición de calle, es evidente que suman varias decenas. La cifra de organizaciones sociales es cercana a los 100.
Instancias como Protección Civil y el sistema DIF, los auxilian de diversas formas y corroboran que su condición familiar es adverda: algunos no reportan parentezcos y otros fueron abandonados o expulsados de sus hogares.
En un recorrido realizado por El Siglo de Durango, se pudo corroborar su presencia en las principales calles de la ciudad: algunos de ellos se dedican a buscar alimentos y bienes entre la basura. Otros viven de la caridad de los demás.
Uno de los mayores problemas, es que un amplio porcentaje padece alguna enfermedad mental, lo que dificulta su control.
