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La insurgencia siria no está unificada

AP

El comandante insurgente Ahmed Eissa al-Sheik tiene una hoja de papel sobre su escritorio con los nombres de los muertos en su brigada. Los primeros 16 están mecanografiados cuidadosamente debajo de un verso del Corán que ensalza el martirio, mientras que otros 14 han sido escritos a mano en los márgenes porque el papel está lleno.

Al-Sheik, un islamista de larga barba negra y vestimenta militar gris, coordina el grupo Halcones de Damasco desde la alcaldía en su pueblo, el cual está bajo control de sus milicianos. La lista es un recordatorio constante de la cuenta personal de al-Sheik con el régimen sirio: 20 de los muertos son parientes suyos, entre ellos tres hermanos y su hijo de 16 años, todos fallecidos cuando combatían a las fuerzas sirias el año pasado.

Al-Sheik, uno de los comandantes más poderosos y mejor armados del norte de Siria, cuenta con más de 1.000 milicianos bajo sus órdenes, los cuales no vacilan en recurrir a las estrategias extremas cuando es necesario. Han dejado en libertad a prisioneros en automóviles cargados de bombas y luego los han hecho explotar en retenes del ejército, convirtiendo a los conductores en atacantes suicidas involuntarios.

La mayoría de sus armas proviene del saqueo, entre ellas al menos dos cañones antiaéreos, algunos misiles antitanque y un tanque, pero también adquieren armas con donativos de "empresarios honorables".

Aunque al-Sheik, que antes de la sublevación popular administraba una tienda de comestibles, no reveló la fuente ni la cantidad, recibe suficiente dinero para pagarle a algunos de sus hombres salarios mensuales de unos 25 dólares, y de un poco más a los que tienen esposas e hijos. Sus milicianos dicen que los fondos provienen de expatriados sirios y otros árabes. Se le escuchó agradecer por teléfono a un grupo en Bahrein.

"Dios mediante, Siria no se inclinará ante nadie salvo Alá después que el régimen caiga", dijo.

Al-Sheik es un rostro del movimiento insurgente en Siria. Hay muchos más.Durante dos semanas en el norte del país, tres periodistas de The Associated Press contaron más de 20 grupos rebeldes, cada uno con un número de integrantes que va de cien a más de mil. Llevan nombres como la Brigada de Mártires de Idlib y el Escudo de la Revolución, y aunque todos comparten un profundo odio por el régimen del presidente Bashar Assad, eso es lo único que los une.

Dicho en pocas palabras, nadie está a cargo del movimiento.

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Escrito en: Rebeldes

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