Las porras arribaron al estadio en varios autobuses.
Varios aficionados vivieron una verdadera fiesta camino al Territorio Santos Modelo, desde muy temprano en las calles ya se podía ver la Santosmanía en cada rincón de la ciudad.
El camino hacia el estadio para vivir de cerca esta gran final fue largo, lleno de colorido, de diversión, de cientos de familias que acudían y llegaban pintados de esperanza y vestidos de fiesta.
El color verdiblanco teñía toda la Comarca Lagunera y era casi imposible encontrar rayas azul con blanco en algún rincón del territorio guerrero.
Desde los más pequeños hasta los abuelos esperaban el encuentro, que fue sin duda de lo mas esperado en mucho tiempo para estos aficionados al futbol que anhelaban otra final, para poder ganarla y sacarse la espina de las anteriores.
Esta vez la Santosmanía regresó a La Laguna, los coches pintados, con leyendas escritas que aclamaban a Oribe para presidente! Oribe cásate conmigo! o el típico Santos, te quiero más que a mi vieja!, volvieron las banderas ondeando en lo alto, las caras pintadas y los atuendos extravagantes y es que lo q volvió es esa pasión, la comunión plena del aficionado con el equipo.
Como en casa, al llegar cada fanático, da familia, cada grupo de amigos, hicieron su propia fiesta, algunos disfrutaban de la tradicional carne asada, unas cervecitas y hasta hubo quienes llevaron música en vivo, para amenizar el momento y armarla en grande.
A las afueras, muchos todavía estaban en busca de su pase de entrada a la gran final, algunos con solo escuchar el precio se retiraban desilusionados.
El nervio estaba a flor de piel, la ansiedad y la prisa por el arranque se podía observar en el rostro de cada uno de los aficionados, que sabían que había aún muchas emociones por vivir.