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La maestra y las reformas

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La maestra y las reformas

La maestra y las reformas

Sergio Sarmiento

En su Congreso Nacional del pasado octubre, que se llevó a cabo en la Riviera Maya, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y su presidenta Elba Esther Gordillo parecieron ratificar todas las razones por las cuales es necesario tener en México no sólo una reforma laboral sino también una educativa.

Desde el momento del registro quedó en claro que el SNTE es un sindicato rico a pesar de las carencias de los maestros. Ya no se regalaron camionetas Hummer, como hace algunos años en otro congreso, pero a cada uno de los delegados se les dio al registrarse no una carpeta con un block de notas y una pluma sino una laptop HP. Si calculamos un precio de entre 10 y 15 mil pesos por computadora, y lo multiplicamos por 3,500 delegados, tendremos un gasto de entre 35 y 52.5 millones de pesos nada más en este regalito. En su discurso del 18 de octubre la maestra rechazó que el sindicato requiera de auditorías externas para tener una mayor transparencia. Pero el dispendio en el congreso subrayó la importancia de contar con una verdadera rendición de cuentas en los sindicatos.

En ese mismo discurso la maestra Gordillo señaló que en el SNTE no hay líderes morales ni vitalicios. Efectivamente, quizá no haya un ‘líder moral’, pero la maestra ha encontrado la forma de mantenerse en el cargo máximo durante 22 años y no hay visos de que vaya a perder el poder en algún momento próximo. Una reforma que establezca reglas para una verdadera democracia en los sindicatos no garantiza que los líderes no se perpetúen en el poder, pero cuando menos aseguraría que los trabajadores puedan ejercer libremente el derecho a elegir a sus dirigentes.

La maestra ofreció también un mensaje que buscaba subrayar la independencia del sindicato. “No busco puestos, que nadie se preocupe -dijo. Nunca he pensado ser secretaria de educación ni sirvienta de nadie, salvo del SNTE”. La declaración generó una tormenta de críticas y la dirigente se vio forzada a ofrecer una disculpa “a los servidores públicos”. Hasta en eso, sin embargo, cometió un error. Nadie le dijo que una disculpa en estos casos se ofrece y no se pide. Pero ella dijo: “Pido una disculpa pública por usar esa palabra. No era mi intención”.

Este error de lenguaje es muy común en nuestro país y es consecuencia de la mala enseñanza del español y la lógica. En este sentido, como cuando en el pasado habló de los problemas de la “influencia A-HLNL”, en lugar de la “influenza A-H1N1”, la maestra no es más que un ejemplo del bajo nivel de instrucción en México. Habrá que reconocerle a la presidenta del SNTE que ha respaldado varios esfuerzos importantes por elevar la calidad de la educación, especialmente la Alianza por la Calidad Educativa, pero eso no significa que el sindicato no sea un obstáculo más que una ayuda para construir una mejor educación.

El Congreso Nacional del SNTE es un ejemplo de los problemas que afectan a nuestro país. El sistema sindical y la falta de una buena educación se cuentan entre los principales factores de rezago de México.

Twitter: @SergioSarmient4

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