Para mis alumn@s
Son las 6 am, suena el despertador como cada martes. Me levanto con los ojos hinchados y voy a la cocina a prepararme el primer café del día, seguido por la Chelsea, una de mis perras cuya obsesión es seguirme por toda la casa como sombra. Regreso al estudio, prendo la computadora para preparar mi clase de las 8:30. A las 6:30 oigo que se abre la puerta y escucho entrar a Alicia, la señora que me ayuda con la limpieza. No hago caso de la hora -ella normalmente llega a las 8- y sigo concentrado.
A las 7:20 termino de preparar la clase. Me levanto para irme a bañar y Alicia entra al estudio y me pregunta: ¿está muy ocupado? Le veo el rostro y la noto preocupada. Le respondo, "un poco, me tengo que ir a dar clase, pero dígame". Alicia me dice que su hija está a punto de terminar la primaria y que necesita preinscribirse, que por su apellido le tocaba ese día y que si no lo hacía podría quedarse sin lugar. Le pregunto, "¿por qué no me llamó?, y no hubiese venido para arreglar eso". Alicia responde, "me dijeron que puedo preinscribirla por Internet y le quería pedir su ayuda. Traté de hacerlo en un módulo de la SEP, pero había mucha gente y me aconsejaron que lo hiciera por Internet".
¡Chin…! Ya son las 7:30. Si no me voy al ITAM no llego a mi clase. Veo la cara de Alicia, pienso en mis alumnos y en lo que implica no llegar a clase. La vuelvo a ver y no puedo decirle que no. Imagino que llenar el trámite será rápido. Me siento de nuevo, abro la computadora y le pido la hoja de papel en donde anotó todas las instrucciones. Entro a la página del gobierno del Estado de México y sigo los apuntes de Alicia. Llego a la página de "proceso de preinscripción SAID 2012-2013" y veo un formato sencillo. Le pido me dicte todos los datos, la CURP, la fecha de nacimiento, los apellidos y nombres de su hija. Hasta ahí, todo rápido y bien. Después se abre una nueva casilla con celdas para llenado sobre las opciones de escuelas. Sufro, son ya las 7:50. Mando un email a mis alumnos pidiéndoles que me esperen, que empiezo la clase a las 9.
Alicia me explica que tiene tres opciones de escuelas secundarias para el llenado, que son las que "le quedan cerca". Lleno las celdas con los datos que me da. Una celda me da la opción de" turno matutino" y de "vespertino". Me pide que ingrese los dos. Para la segunda secundaria sólo hay disponibilidad en el matutino. Se lo comunico, ella se angustia. Lleno la tercera opción y me faltan otras dos. Ella no sabe más. Abro Google Maps y ubico su dirección en un mapa satelital. Es la primera vez que veo en un mapa que entre su casa y la mía hay 50 kilómetros. La atesoro y respeto al doble inmediatamente y dejo de pensar en mi clase del ITAM.
Busco en Google una lista con secundarias públicas en Nicolás Romero. Encuentro una lista y busco con calma en el mapa las opciones más cercanas. Encuentro unas 4 que están entre 6 y 9 kilómetros de su casa, ella me dice que ésas no, porque su hija tiene que caminar a la escuela porque no hay buen transporte. Entiendo de inmediato. Busco otras opciones.
Encuentro otras dos, le explico que están a 4 kilómetros. Ella asiente rápidamente. En lo que acabo el prerregistro pienso que lo último que pasa por la cabeza de Alicia, quien nació en 1984, es pensar si esas escuelas son buenas o no. Para ella eso es un acto de fe. Su hija podrá ir a la secundaria que ella no terminó, y para Alicia la mejor escuela es la más cercana. No hay más.
Inevitablemente pienso en que se estrenó ya el documental "De Panzazo". Son las 8:30 cuando termino el prerregistro. Ya no llegué a mi clase. El lunes de esta semana ocupo los primeros 20 minutos en disculparme y contarle la historia a mis alumn@s. Estoy conmovido. Los invito a que me acompañen a ver "De Panzazo". Les hablo de la Coalición Ciudadana por la Educación (www.porlaeducacion.mx), organización con la que colaboro y que busca resolver uno de los problemas señalados en el documental de Rulfo-Loret de Mola, el del arreglo institucional con el SNTE, parte del problema de la mala educación en México, pero no todo el problema.
Invito a mis alumnos a que se pongan en los zapatos de Alicia, a que salgan de la burbuja en la que vivimos y piensen en que todos los días, esas historias se replican en millones de personas, en miles de familias. Pienso no sólo en la brecha en el ingreso de los mexicanos, en la falla de las políticas asistencialistas que no lograron que una mujer nacida a mediados de los ochenta pudiese acabar la secundaria. Pienso en el entorno de una economía que no redistribuye y en miles de padres de familia, que como Alicia, no pueden involucrarse más allá de inscribir a sus hijos en el sistema educativo o no pueden ayudarles con sus tareas porque no las comprenden. Pienso en María Guadalupe, la hija de Alicia, me comprometo a ayudarla. Me deprimo.
Politólogo
E Internacionalista
Twitter @genarolozano