Aunque las marchas se han convertido en el paisaje habitual de los capitalinos, cuando son los maestros los que afectan con sus manifestaciones a un número cada vez mayor de personas con la perversa idea de que la molestia ciudadana presione a los funcionarios públicos para que les cumplan sus deseos; no sólo molesta, sino que duele pensar en las aulas sin maestros y en los miles de niños que pierden sus clases.
La semana pasada fueron alrededor de ocho mil maestros los que invadieron el Circuito Interior, Chapultepec y el largo camino hacia Congreso de la Unión. Algunos de los puntos más neurálgicos de esta capital quedaron paralizados por los maestros que rechazan la evaluación universal que empezará a aplicarse a partir de este año. "Pedimos la cancelación del examen. No despreciamos la evaluación, el problema es que se dé en condiciones punitivas" , alegan ellos.
Si reprueban, los docentes pueden perder su trabajo, señaló uno de sus dirigentes. Y es que ante el examen, muchos, tal vez la mayoría quedará reprobado como quedó demostrado con la primera oposición para concursar por las plazas magisteriales (valioso instrumento de diagnóstico y rendición de cuentas convenido en la Alianza para la Calidad de la Educación) en el que únicamente el diez por ciento de los participantes demostró tener los conocimientos y habilidades necesarias para ejercer la docencia.
Según el reporte de Mexicanos Primero (iniciativa ciudadana para apoyar la educación de calidad) 16,433 maestros en funciones no cuentan con la capacidad para desempeñarse en un aula, y de ellos 3,695 no deberían siquiera estar dentro del sistema educativo; y sin embargo no es posible separarlos del cargo a pesar del perjuicio que esto significa para sus alumnos.
Indudablemente existen maestros con vocación, pero también ellos se encuentran atrapados tras el muro infranqueable de un sistema educativo a todas luces fallido e indefendible, pero aún vigente y fortalecido por el mito Elba Esther, que por asociación me recuerda un viejo cuento de papá. "Había una hermosa tabernera a quien todos los parroquianos respetaban. Ningún asiduo por borracho que estuviera, se atrevía a propasarse con la hermosa porque aunque nadie lo había visto, todos los parroquianos habían escuchado el recio vozarrón del marido, quien desde el tapanco daba órdenes a la tabernera. Por la noche, la hermosa pagaba al enano el sueldo convenido por mantener a raya a la clientela con su vozarrón. Desde su lucrativo coto que es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; Elba Esther deja escuchar su vozarrón para exigir, para transar, que es al fin la ideología en que se formó. Para ofrecer lealtad a cambio de millonarios recursos y movilización política a cambio de privilegios sindicales que sólo favorecen a ella y a sus paniaguados. Sexenio tras sexenio vendiendo sus favores al presidente de turno, chantajeando a presidente tras presidente, que sin audacia política para acotarla se amedrentan con el vozarrón, con el petate del muerto que les sacude la maistra en la cara.
Se dejan chantajear por el poder que ellos mismos le otorgan recibiéndola, escuchándola, negociando con ella, aceptando sus condiciones, permitiéndole una gran injerencia en materia educativa cuando como sindicalista sólo le correspondería la materia laboral. Si de verdad estamos convencidos de la importancia de la educación ¿dónde está el clamor? ¿Dónde la vigorosa reacción, la contundente protesta de la sociedad en contra el dañino liderazgo magisterial que padecemos? "El problema fundamental está en un modelo político que privilegia el mantenimiento del corporativismo y premia clientelas en lugar de construir ciudadanos, que usa a los maestros para ganar elecciones en vez de educar niños" (El País de Uno" Denise Dresser Editorial Aguilar).
Mantener a las nuevas generaciones ignorantes y mansas ha sido el gran logro de Elba Esther. Víctimas de una educación mediocre que entrena a nuestros niños para obedecer e hincarse delante de la autoridad en vez de cuestionar y exigir cuentas. "Sé que por mi mala fama tengo que tener cuidado al apoyar a tal o cual candidato porque tal vez pueda estar perjudicando al señor", reconoció la maistra para el diario español El País 24/07/11. Siempre desconoceremos los intríngulis políticos del rompimiento PRI, Panal, pero una luz al fondo del túnel parece vislumbrarse en el hecho de que el candidato haya decidido deslindarse de la corrupta maistra quien desde hace ya algunos sexenios, vende impunemente el voto ¿secreto y libre? de los maestros. Perdón por el rollo, créanme que hasta yo acabé asqueada.