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La mirada

GILBERTO SERNA

Lo que está pasando en el IFE me recuerda una rima infantil, aquella que dice: yo no fui, fue teté, chúmbala, chúmbala, aquella fue, o bien podríamos recordar al misterioso Monje Loco, que sentado en un banquillo tocaba el órgano de catedral, no se le veía el rostro cubierto con una larga capucha cuyos bordes lo ocultaba y su tema de inicio era: nadie sabe nadie supo. Era la radio Philco de pedestal a cuyo alrededor nos sentábamos los que en aquel entonces éramos niños con las piernas recogidas, escuchando estremecidos el relato. ¿Qué cómo lo vi?, si la transmisión era por la radio, pues con los ojos de la imaginación, ¿con qué más? Aun la televisión no nacía o estaba en pañales. Si les he de ser franco la radio abría horizontes imaginarios de los que la tele de ahora carece. Es cierto, la tele nos da imagen, color, trama, movimiento, pero no permite que el cerebro trabaje desplegando sus alas de creatividad y talento. No por nada los abuelos le llamaban la caja idiota. Y en efecto, los niños de ahora aún no despiertan del todo y ya tienen la tele prendida. En el curso del día, qué "agüite", desde la cama se da paso a los programas matinales que algunos parecen preparados para retrasados mentales. La lectura es el único antídoto.

Pues bien, en las declaraciones que he leído hay un solo responsable de que en un evento televisado que veían no menos de 4 millones de personas, se le haya ocurrido contratar a una modelo como edecán para en dos minutos robarse la noche, entregando papeletas a los cuatro candidatos con los pechos casi al descubierto y un vestido atrevido que resaltaba sus atributos, de tal manera que descompuso la solemnidad del evento. Eso pasó en un debate que le interesaba al pueblo escuchar y ver. Ahora todos rehúyen asumir los costos de esa responsabilidad, pero no pueden negar que la mujer hizo el paseíllo de un lado al otro del escenario que ocupaban los cuatro aspirantes a ocupar la Presidencia de la República. Todo tiene su lugar y su momento. Quizá en otro proscenio, en otro acontecimiento, en otro ambiente se hubiera visto bien, ahí en ese señero lugar jamás, nunca.

Se ha comentado la mirada que le lanzó Gabriel Quadri, candidato del Partido Nueva Alianza a la espalda de Julia Orayen, el que si hubiera producido el ruido que probablemente se desató en su mollera hubiera podido destruir las puertas de Jericó. No, no, la cabellera alborotada no es resultado de tener enfrente una Friné griega. Es casi seguro que se debió al pasmo, en el que además se le opacaron los vidrios de los lentes. Los fotógrafos se dieron vuelo logrando captar la mirada del candidato en el preciso momento en que la edecán entregaba su hoja a Josefina Vázquez Mota.

La culpa de esa aparición es de todos y de nadie. El consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, dijo desconocer los detalles de cómo se preparó el encuentro responsabilizando a la producción del debate de lo ocurrido. La Comisión para la Organización de los Debates, integrada por los consejeros electorales Sergio García Ramírez, Marco Antonio Baños Martínez y Alfredo Figueroa Fernández se concretaron a lamentar el suceso, ofreciendo una disculpa a la ciudadanía. El presidente de la Comisión de debates dijo que se trató de un error de producción, agregando que el responsable global está muy preocupado y muy apenado, lamentando profundamente el hecho. Esto es inconcebible en todo un organismo público sólo uno es el que dejó o contribuyó al desmán. Todos se lavan, como redivivos Pilatos, las manos. Pero lo cierto es que en menor o mayor medida todos son culpables de la selección. Si así evaden el no reconocer el simple hecho de una contratación, imaginemos que se desentienden más adelante de las votaciones y del conteo indicando que ellos se los encargaron a una tercera persona. No vigilan, no tienen supervisores que controlen cada una de las funciones ¿entonces por qué reciben un sueldo?, por cierto, bastante generoso.

Me informan durante el desarrollo de esta colaboración que el productor del primer debate, único hasta ahora, notificó al IFE su decisión de no participar en el segundo encuentro de los candidatos que tendrá lugar el 10 de junio a realizarse en una sede de la ciudad de Guadalajara. Vaya, son las liebres las que les tiran a las escopetas. El productor se dio cuenta de su pecado y renuncia. El consejero presidente del IFE descarta que haya consecuencias para el organismo por la aparición de la edecán en el debate del domingo, calificando el incidente como lamentable sin ninguna consecuencia sustantiva, al tiempo que se comprometía a transparentar los contratos entre el IFE y la producción. Esperemos así sea. La comunidad tiene derecho a saber cuánto y en qué se gasta el presupuesto del IFE y cuánto han erogado los candidatos, empezando con la revisión de los estados contables de los partidos políticos. En fin, dura tarea les espera a los consejeros, quienes deben dar a conocer los resultados a la brevedad posible.

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