Las necesidades de cierre de esta edición impiden tratar el tema que hoy acapara los encabezados en la prensa, la radio y la televisión: el primer debate de candidatos presidenciales que estaba por iniciar cuando se terminaba de escribir esta columna. Ya habrá pues la oportunidad en la colaboración de pasado mañana de referirnos al desempeño de los candidatos, al contenido de sus mensajes, a la cobertura y alcances del debate y a sus efectos en la intención del voto.
Pero no menos importante que ese tema político del momento, es el ambiente de violencia que lo recrudece, intoxica, preocupa a muchos ciudadanos que quisieran la tranquilidad necesaria para ejercer sus derechos electorales y que hizo blanco esta semana a los periodistas.
El sábado 29 de abril fue encontrada estrangulada en su domicilio de Jalapa, la periodista Regina Martínez, corresponsal de la revista Proceso; y cinco días después, en el canal La Zamorana de Boca del Río, fueron encontrados los cuerpos de los fotógrafos de prensa Guillermo Luna Varela, Gabriel Huge y Esteban Rodríguez, además del de Irasema Becerra, secretaria del departamento de publicidad del periódico El Dictamen.
Con estos crímenes -a cuyo esclarecimiento se ha sumado la PGR- Veracruz se convirtió en el estado con el mayor número de periodistas asesinados, del casi medio centenar que va durante el gobierno de Felipe Calderón.
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos van 45: en Veracruz nueve, en Chihuahua siete, en Guerrero seis, en Durango tres, en Michoacán tres, en Oaxaca tres, en Tamaulipas tres, en el estado de México dos, en Sinaloa dos, en Nuevo León dos, en Coahuila uno, en el Distrito Federal uno, en Quintana Roo uno, en Sonora uno y en Tabasco uno. Esto es, en 15 de los 32 estados que componen al país ha habido ejecuciones de periodistas que, en la mayoría de los casos, siguen impunes.
No sabemos cuántos de estos crímenes sean consecuencia de hechos ajenos al ejercicio del periodismo. Por lo que de ellos se ha dicho, la mayor parte parece ser consecuencia de la respuesta violenta de grupos de poder real, delincuenciales o no, al ejercicio del periodismo valiente y comprometido con la verdad.
Pero con que uno solo lo fuera, nos coloca ante el gravísimo atentado a un derecho constitucional, el de la libertad de expresión.
Esos grupos violentos mucho se cuidan de concretar sus ataques a la prensa en el DF por ser éste una caja de resonancia nacional e internacional, además de estar menos sometido a la influencia perversa de quienes ejercen la brutalidad del poder. Y quizá por lo mismo no tengamos conciencia aquí de lo que padecen cotidianamente colegas que se desempeñan en plazas dominadas por cárteles de la droga o cacicazgos ancestrales, al grado que se han visto obligados a renunciar a su ejercicio profesional, a no tocar temas como el del narcotráfico y otras expresiones de la delincuencia organizada, o la protección que ésta recibe de policías y autoridades, con tal de conjurar el peligro de la muerte.
Jamás, ni en las etapas más duras de la dictadura, la violencia revolucionaria o el autoritarismo del Estado priista se había registrado tal andanada contra quienes hacen periodismo en nuestro violentado país. De ahí que, de acuerdo con organizaciones nacionales e internacionales, México sea uno de los países donde es más peligroso ejercer el periodismo, lo que nada bien habla de su gobierno ni de su sociedad.
Vaya la solidaridad de este reportero con los colegas asesinados en el cumplimiento de su deber y la exigencia de que esos crímenes se esclarezcan y se castiguen. Pretender dejarlos en la impunidad impedirá la cura de la nación.
INSTANTANEA
CONTEOS. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dictaminó el fin de semana que no autorizará al Instituo Federal Electoral la realización de un conteo rápido en las elecciones presidenciales del próximo 1 de julio. Los magistrados coincidieron que la realización de un ejercicio de esa naturaleza sólo confundiría a la opinión pública, pues ya se cuenta con un programa de resultados preliminares, el famoso PREP. Hasta donde se sabe esto no anula la posibilidad de la realización de encuestas de salida, a boca de urna (exit poll) que permitirían saber con alguna certeza la misma noche del domingo de los comicios a un candidato ganador.
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