Apoyo. Los perros guía tienen un temperamento muy equilibrado; sin embargo, los instructores recomiendan ignorarlos.
Cuando a Body le colocan el arnés de cuero en el lomo, sabe que es hora de trabajar. Los jugueteos, los brincoteos y el ánimo hiperactivo que define a su raza, Labrador, lo sosiega. Sabe que es el momento en que debe colocar sus sentidos en guiar a una persona sin vista, para evitarle accidentes, mejorar su movilidad y darle la confianza de que podrá sortear los obstáculos de esta ciudad.
Ser perro guía de personas con discapacidad visual es una de las funciones más nobles que desempeñan los canes, asegura Joaquín Cruz, su entrenador, quien agrega que "un perro guía ocupa un lugar muy importante en el mundo de las personas ciegas, porque les ayuda a moverse de un punto a otro sin esperar la ayuda de un amigo".
Body, cuyo nombre lleva en honor de la primera pastor alemán que en 1927 sirvió como guía para invidentes, está entrenada, como todos sus colegas, para caminar en línea recta, esquivar cualquier cantidad de obstáculos que existen sobre la acera, como postes, tubos, charcos, casetas telefónicas o puestos ambulantes e incluso detenerse al filo de la banqueta antes de cruzar cualquier calle y avanzar entre los autos que puedan estorbarle.
"Lo hace de un modo tan sutil, que la persona no lo nota", dice Cruz.
El entrenador, integrante y fundador de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, explica que la asistencia de un perro ayuda a mucho a las personas invidentes.
"Se puede decir que tiene una movilidad más eficiente, más segura y con más rapidez; si con un bastón, en cierta ruta se hace como media hora, con un perro guía, se hará cinco o diez minutos", afirma el capacitador.
Pero, para ello, los perros deben tener un perfil en particular: tener un "temperamento equilibrado, que estén físicamente bien y que tengan deseos de ayudar a una persona", dice el instructor; además, ser capaces de no salir correteando a otros perros, de no pelearse con los callejeros o de no perseguir palomas o ardillas.
La Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, en la que trabaja Joaquín Cruz, fundada por Silvia Lozada, una mujer con discapacidad visual, trabaja únicamente con labradores y golden retriever, por su carácter sociable, amistoso, por la constante convivencia que va a tener con la gente al entrar a lugares públicos.
Una persona usuaria de perro guía, por ley, está autorizada a entrar con el canino a cualquier lugar o transporte público, apunta el instructor.
"Les pido que conozcan el artículo 58 de la Ley Federal de Protección al Consumidor, que dice que las personas con perros guías pueden tener acceso a cualquier lugar... pero no les hablen, no le ofrezcan comida, lo mejor que podemos hacer es ignorarlo, aunque resulte imposible, porque los perros son tan bonitos, que siempre llaman la atención", finaliza.