Dentro de las cientos de bendiciones que Dios generosamente envía a mi vida, hace meses recibí una llamada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, presidida entonces por el prestigiado Ministro don Guillermo I. Ortiz Mayagoitia; el propósito de tal llamada era que bajo el liderazgo del Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo (q.e.p.d.), coordinara la obra La Picaresca Judicial; relatos, anécdotas y leyendas de la praxis judicial en el México del siglo XX.
En la impecable presentación de la publicación, el presidente de la SCJN, Ministro Juan N. Silva Meza, dice: "Se convocó a todos los jueces y magistrados federales, a compartir uno o más pasajes de su experiencia, tanto en lo que cada uno ha vivido en su trayectoria profesional como de aquellas legendarias historias que se cuentan a lo largo de los años y por todo el territorio.
Esta recopilación se ha titulado La Picaresca Judicial por el contenido humorístico de algunos de sus pasajes, pero sobre todo por el ambiente relajado, informal y ameno en que cada personaje narra las cosas casi como confidencias, para compartirlas con el lector de hoy y de mañana.
Los caminos de la justicia en México se construyen y se recorren a diario. Aquí hay relatos de algunos de sus transeúntes, de finales del siglo XX y principios del XXI."1
Con el Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo pasé largas jornadas dedicadas a trabajar, ayudándome a obtener citas con algunos personajes para entrevistarlos y para que revisara los contenidos de la obra en mención; convencido de que "en el ejercicio del trabajo judicial se crea una comunidad, una familia judicial con una mística de trabajo y de servicio muy especial."2
Durante el desarrollo de este libro, el Ministro José de Jesús Gudiño Pelayo fue llamado a rendir cuentas al Hogar Paterno; en la ceremonia luctuosa que dio lugar su inesperado y lamentable deceso, el Ministro Silva Meza presidente de la Corte, hizo una emotiva referencia a su partida: "La parca lo cambió de adscripción sin consultarnos."
La mística que se respira en el más alto tribunal de México es la que me invita a dejar constancia de mi eterna gratitud para los señores Ministros: Juan N. Silva Meza, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y José de Jesús Gudiño Pelayo, para el Magistrado Manuel González Oropeza, la Mtra. Cielito Bolívar Galindo, así como a Adriana Miranda, Berenice Vadillo, Joaquín Ribera y 32 abogados jueces y magistrados federales, que tuvieron la confianza de enviar anécdotas, relatos o leyendas para que dicha publicación viera la luz.
La mente y el desbordante, genio e ingenio de abogados, secretarios, jueces, magistrados y ministros es incansable; jamás deja de laborar, la mayoría de las veces para el derecho, otras para el buen sentido el humor -que es provisión pura para el alma-, que sienten en lo más intimo de su ser y lo viven a flor de piel de manera natural.
En el libro, entre muchas otras historias viene la calavera que el sabio y bien querido Ministro Don Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, escribió alusiva al parecido físico -que para nadie pasa inadvertido-, entre el Ministro Genaro David Góngora y el Papa Benedicto XVI:
Para honra y para prez,
El honor de ser la cuna
De este renombrado Juez,
Los de Chihuahua informan
Nació en Baja California,
Y en Ensenada, ¡caramba!
Decían que nació en Chihuahua,
Mas la parca les ganó
La partida, bien lo ves,
Pues se lo llevó a su arcano
Y lo corono, cual es,
Primer PAPA mexicano.
1. Min. Juan N. Silva Meza, Presentación a la 1ª edición de La Picaresca Judicial, SCTJN, 2011.
2. Ibídem, pág. 1.
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