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LA REFORMA DEL ESTADO PARA UNA NACIÓN, AHORA

COLUMNA DE HÉRCULES

JUAN CARLOS ALONSO CARREÓN

El quehacer político se realiza en diversas organizaciones, clubes de servicio, agrupaciones, cámaras e instituciones. Muchas personas son muy buenos políticos y sin embargo, no se denominan como tales; el buen político es necesario para diversas actividades, la más clara es la reforma del Estado.

¿Cómo va a haber reforma del Estado si no hay participantes actuando en el quehacer del Estado y surgidos del verdadero quehacer político que es buscar el bienestar social?

¿Vamos hacer reforma del Estado sin estadistas?

Una cosa es la Administración pública y otra es el quehacer político. El trabajo político debe tener como meta la generación de un clima social estable y ordenado, e interactuar en la gobernabilidad democrática y en la concertación de intereses, además de remozar y fortalecer instituciones buscando una sociedad justa, sana e integrada, mientras que la administración pública busca la eficiencia bajo la administración de los recursos públicos. Como se ve, son atributos diferenciados. Es por eso que para la construcción del Estado debe haber estadistas impulsando individuos con las características necesarias en el trabajo político para que vayamos formando y promoviendo no sólo políticos con sensibilidad social, sino un país reformado con políticas públicas saludables para la sociedad, y un Estado de Derecho que sea garantía de bienestar y formación de buenos ciudadanos para ésta y las futuras generaciones.

Si no hay más remedio y los empresarios deciden gobernar, lo ideal es que estén rodeados de buenos políticos a los que verdaderamente escuchen. Ahora, lo bueno es que varios individuos cuentan en su personalidad con los atributos necesarios para interactuar funciones, y sobre todo la más importante, saber integrar equipos.

Lo que verdaderamente deseamos es resolver los problemas de tal manera que los resultados se prolonguen tras generaciones. Y claro que podemos formular nuevos programas.

El segundo milenio de nuestra era inició para México con cifras que demandan nuestra participación. El 70% de los municipios mexicanos presenta alta - en algunos casos muy alta- marginación. Las dos terceras partes de la población de los 500 municipios más pobres perciben un ingreso menor al salario mínimo, que de por sí, el salario mínimo representa ya una vida sin calidad, imagínate que el 44% de todos los mexicanos vive con menos de tres salarios mínimos, imagínate personas que no tienen acceso a servicios médicos, muchos niños con insuficiencia nutricional, muchas personas que no saben leer ni escribir, uno de cada diez mexicanos es analfabeta, los que tienen oportunidad de adquirir vivienda económica generalmente es en condiciones de hacinamiento e insatisfacción. Y qué decir de la calidad ecológica. El 23% del territorio nacional presenta de baja a muy baja calidad ecológica y se dice que el 90% de los mexicanos padece algún tipo de enfermedad en encías o caries. Hay indicadores que reflejan pérdida de competitividad en el comercio internacional, la economía nacional sigue basada en el petróleo, de noviembre de 2006 a febrero de 2007 aumentó la tasa nacional de desempleo de 3.58% a 4.02%. En ese período los trabajadores afiliados en el IMSS disminuyó de 14,232,708 a 14,224,371 incluyendo el aumento de más de 30 mil trabajadores eventuales.

Conforme a un artículo de José Luís Calva, Investigador del Instituto de Investigaciones de la UNAM, para absorber a los nuevos demandantes de empleo la economía debe crecer a una tasa cercana al 6% anual, pero se proyecta una tasa anual de 3.6% para el sexenio que concluye en 2012.

Recordemos que la pobreza se asocia al aumento de la criminalidad, lo cierto es que la sociedad mexicana ha tenido una gran pérdida de valores éticos, claro que no se puede generalizar, pero muchos de los problemas sociales son a causa de conductas antitéticas, de perversión de valores; en cuanto al estancamiento económico, por demás, inhibe el potencial productivo, claro que requerimos crecimiento económico y política fiscal eficiente.

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