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La reforma laboral pasará tal como está

JESÚS CANTÚ

La única reforma laboral posible con la actual composición del Congreso de la Unión es la que ya aprobaron en la Cámara de Diputados, por lo tanto, todas las discusiones y enfrentamientos provocados por la discusión de la misma en el Senado únicamente sirven para clarificar las posiciones y compromisos de las distintas fracciones, pero no tendrá ninguna consecuencia sobre la reforma.

La razón es muy sencilla: dado que en la Cámara de Diputados la alianza PRI-PVEM-PANAL tiene mayoría de votos, aunque sea únicamente por un voto, ellos son los que tienen la última palabra en todas las reformas legislativas (muy distinto a lo que sucederá en el caso de una reforma constitucional) y los compromisos del presidente electo, Enrique Peña Nieto, solamente le permiten llegar hasta este punto.

Sus compromisos son por partida doble: con empresarios y líderes sindicales, precisamente por eso lo que se aprobó beneficia a los primeros y no perjudica a los segundos. Y sí es muy importante enfatizar que es a los líderes sindicales a los que no perjudica, no así a los trabajadores y a los sindicatos, que en este caso sí son muy distintos.

Más allá de que a los empresarios la parte que más les importa es la de la flexibilidad laboral, que es precisamente la que aprobaron los diputados, ellos también tienen interés en que no se toquen algunos aspectos de la transparencia y la democracia interna sindical, pues con algunas de las propuestas que hoy unen a las bancadas del PAN y el PRD, en el Senado, perderían la posibilidad de mantener los llamados contratos de protección, en los que tanto se apoyan.

Desde luego que el corporativismo sindical a los que más beneficia es a los sempiternos líderes sindicales, pero (salvo algunos momentos excepcionales) a los empresarios también les favorece, pues entre otras cosas les permite abaratar los costos de la mano de obra, mantener la paz laboral y, hasta, ahorrarse recursos en la administración de sus empresas, pues con los contratos de protección los líderes sindicales venales hacen las veces de sus departamentos de relaciones industriales, de recursos humanos o como quieran llamarles. Así que en esos beneficios se pueden encontrar las razones del doble discurso de los empresarios que, como desenmascaró el senador panista Javier Lozano, por un lado demandan modificar los términos de la reforma y, por el otro, no quieren poner en riesgo los avances ya logrados.

En el caso de los panistas es muy evidente que (a pesar de esta escaramuza entre Lozano y los líderes empresariales) sus compromisos y, en este caso también se puede hablar de sus convicciones, están precisamente con los empresarios, por lo cual su mayor interés es impulsar la flexibilidad laboral, que ya lograron, por lo cual su lucha por incluir la transparencia y la democracia sindical se detendrá en el momento en que pongan en riesgo lo ya conseguido.

Y Peña Nieto regresó de su gira por Europa a poner orden entre los legisladores tricolores, que ya querían incluir cambios en la parte de la flexibilidad laboral, para elevarles el costo de su posicionamiento a los panistas, pero seguramente el presidente electo les hizo ver que de cualquier manera ellos tenían la última palabra en la Cámara de Diputados, por lo cual lo único que pasaría finalmente es lo ya aprobado inicialmente, pues todos los cambios que introduzcan los senadores los revertirán nuevamente los integrantes de la llamada cámara baja.

Y los legisladores de los partidos de izquierda saben bien que en las llamadas reformas estructurales lo único que pueden hacer es dejar constancia de su posición, pues no pueden detener los acuerdos entre PAN y PRI, incluso en aquellos casos en los que se requieran reformas constitucionales, pues entre las dos bancadas (ya sea con la ayuda del Verde, como en el Senado, o solos en la Cámara de Diputados) logran sumar más de las dos terceras partes de los legisladores, con lo cual pueden aprobarlas aun con la oposición de la izquierda.

Por ello aunque el debate en el Senado no tendrá ninguna consecuencia real sobre la reforma laboral, sí sirve para ubicar con más claridad las posiciones de cada uno de los partidos, darse cuenta que a pesar de todo sí hay diferencias entre ellos y que los votos por unos y por otros sí pueden impactar significativamente sobre el rumbo que tome el país.

En este caso es muy evidente que si la mayoría en el Congreso, como es en el Senado, hubiese sido PAN-PRD la reforma laboral hubiese sido en relación a la transparencia y la democracia sindical y no la flexibilidad laboral, por lo menos no en los términos en que está en estos momentos; pero como la mayoría es de PAN y PRI, lo que pasará es la flexibilidad laboral y no la otra parte; pero sí el reparto hubiese sido más equilibrado en los tercios, hubiese pasado toda la reforma (tal como la propuso el todavía presidente Felipe Calderón) pues la alianza PAN-PRI hubiese aprobado la flexibilidad laboral y la alianza PAN-PRD la transparencia y democracia sindical.

Así los debates no son estériles, si al menos sirven para que la ciudadanía tome nota de estas diferencias y sus eventuales consecuencias sobre su vida, pues el 5 de julio del 2015 los electores tendremos nuevamente el poder de decidir la conformación de la Cámara de Diputados y modificar o ratificar la actual correlación de fuerzas.

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