Al tener una mayor expectativa de vida, la gente sigue necesitando trabajar, en vez de ello, aumenta el desempleo. Lo que se sabe es que el desempleo se ha convertido en un signo de los tiempos actuales. Se calcula que para finales del Siglo XXI la perspectiva será de casi 100 años, en tanto la tendencia mundial es incrementar la edad para el retiro. El desempleo está en sus niveles más altos, para disminuirlo se requieren el esfuerzo y cada vez más sacrificios que pueden abarcar varias generaciones. Existiendo la posibilidad de que en los años posteriores a la presente década existan generaciones enteras de personas viejas sin esperar el acceder a una pensión digna. Desde luego, cabe decir, que las altas tasas de desempleo no bajarán de un día para otro, salvo que la recuperación sea rápida, lo cual se sabe por experiencias pasadas, nunca ha sucedido.
En nuestro país el aumento de la informalidad, contrariamente a lo que comúnmente se estima, ha sido la válvula de escape a las presiones del desempleo. En México existen al menos 13 millones de subempleados en el sector informal de la economía, un auténtico ejército que no accede a las prestaciones sociales y que subsecuentemente no ahorra para el futuro, más aún, son trabajadores que no aportan al engranaje fiscal". Estados Unidos reporta un desempleo de 8.3 por ciento, China de 6.1 y Canada 7.3, tasas que son elevadas para sus estándares históricos. La situación más comprometida está en Europa. España y Grecia andan de capa caída en materia de desocupación juvenil. Tan sólo en Europa existen 25 millones de personas sin trabajar debido a que no encuentran empleo; de los cuales 17.8 millones pertenecen a la zona euro, el orgullo europeo hasta hace algunos años.
El asunto de la reforma laboral, para muchos, está más allá de un inocente embrollo. En efecto, se dice que en adelante los sindicatos estaran obligados rendir cuentas, que habrá transparencia y democracia sindical, que en los sindicatos las cuotas deberán ser voluntarias, decidiendo los trabajadores si quieren aportar sus cuotas a un sindicato o no.
Se establece el voto libre, secreto y directo para la elección de la directiva sindical. Esto es, se pretende darle a los sindicatos algo que nunca han conocido: la democracia. Ya se ha dicho que los integrantes del gobierno están cabildeando con la bancada del partido Acción Nacional cuyos miembros deben estar recordando la paliza que les dieron los del PRI mandándolos a un tercer lugar después de dos sexenios de ocupar el primer lugar. No obstante los cabilderos buscan que la minuta laboral se apruebe "fast track" en los mismos términos en que la Cámara de Diputados la envió.
En fin, pongámonos las gafas de diablo para observar que en el fondo se trata como dice Carlos de Buen, especialista en derecho laboral por la Ibero, académico de la UNAM, de una Ley "profundamente perversa"; y de ser cierto qué lástima, digo, al perderse la gloriosa oportunidad de reformar persiguiendo la justicia, que implica dar a cada a quien lo suyo.
Esto es, dar lo suyo a la parte patronal, acabando con en el abuso que en su perjuicio puedan cometer las autoridades amafiadas a los dirigentes de sindicatos y dar lo suyo al trabajador en cuanto a hacer prevalecer sus derechos frente a las empresas, como el de respetar sus conquistas laborales y recibir el monto justo de sus salarios.
Acabar con sindicatos blancos, así como con los sindicatos charros y la firma de contratos colectivos espurios o simulados. En fin, la reforma laboral aprobada en la Cámara de Diputados ha llegado al Senado. Si el Senado también aprobara en el pleno la reforma, tal como lo hizo la Cámara de origen, quedaría en manos del Ejecutivo Federal a cuyo cargo corre su promulgación. Nada más podría hacerse, excepto que aún queda espacio para que la Suprema Corte de Justicia decida el asunto previo trámite de una controversia constitucional. En fin, así están las cosas.