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La ruptura prestigia al PRI; Cordero sueña con la candidatura y ser socio del Panal

En la línea

Félix Fuentes

Cuatro senadurías y 24 diputaciones constituían un regalo excesivo para el Panal de Elba Esther Gordillo y los inconformes, cercanos a Manlio Fabio Beltrones, echaron abajo la alianza de ese partido con el PRI, ante el alborozo del precandidato panista, Ernesto Cordero, quien anhela ser cubierto por el manto de la maestra.

Tras la sorpresiva ruptura, la pregunta general es de si el PAN acogerá de nuevo al Panal, en espera de los servicios del SNTE, cuyos miembros son especialistas en manejos electorales, a partir de las casillas.

La fama del SNTE, como principal causante del desastre educativo nacional, es ampliamente conocida en el país y por ello le ha crecido tanto la disidencia, como fue notorio con la manifestación de la semana, la cual desquició al Distrito Federal.

Según el líder priista, Pedro Joaquín Coldwell, “tras una larga y cordial negociación” fue rota la relación con el Panal, “de común acuerdo y por así convenir a sus intereses”. O sea, ¿en el momento de pactar la coalición no pensaron en esos intereses? Tanta cordialidad no se había visto cuando dos partidos rompen sus acuerdos y uno, como al Panal, se le caen de las manos cuatro senadurías y 24 diputaciones federales, además de otras posibles ganancias, por ejemplo, la Lotería Nacional, el ISSSTE y la Subsecretaría de Educación Básica, recibidas en bandeja de oro, en este sexenio, del gobierno de Felipe Calderón.

Luis Castro, un desconocido de la política que lidera al Panal, reveló “cualquier perfeccionamiento o mejora” de la alianza con el PRI. Sin embargo, el diálogo se acabó porque el mismo dirigente panalero pedía más concesiones e incluso gritoneó a Pedro Joaquín Coldwell.

Fue significativa la actitud de Castro al calificar de excelente el trato con precandidato tricolor, Enrique Peña Nieto, y culpar del rompimiento a militantes del viejo PRI, los dinosaurios, pues. Beltrones se dijo orgulloso por esa decisión de Peña Nieto.

Presumió el líder del Panal que mejor le irá a su partido porque tendrá candidato presidencial propio y competirá en los 300 distritos electorales. Se le olvidó que hace seis años postuló a Roberto Campa Cifrián para la silla “grande” y terminaron en la lona.

POR EL PAN, Josefina VázquezMota no denota interés en ligarse al partido de Elba Esther Gordillo.Están presentes los tremendos choques entre ambas cuando la hoy aspirante presidencial fue secretaria de Educación Pública.

Ernesto Cordero saltó de gusto por la separación del PRI y el Panal. Aún cree ganar la nominación blanquiazul y, más que los votos del partido de Gordillo, le vendría de perlas el desempeño de profesores del SNTE en la mecánica electoral. Fueron los reales vencedores en 2006 y bien lo sabe López Obrador.

Persisten dudas en el PAN de quien será el candidato presidencial de este partido, porque a Cordero no le retiran el apoyo de Los Pinos pese a la enorme distancia que le saca VázquezMota en las encuestas. Son capaces de defenestrar a la favorita. Santiago Creel, por su parte, se ahoga en sus palabras. Despotrica contra sus adversarios y a Peña Nieto le dirige graves insultos porque, a su juicio, no debe ser presidente.

Tras descender de un helicóptero en Chilpancingo, Guerrero, Creel se manifestó así: “México tiene hambre de injusticia, tiene hambre de pobreza, tiene hambre de que muchos niños se salen de la escuela y quedan iletrados, también tengo hambre de que el PRI, a Los Pinos no regrese.”

Él fue secretario de Gobernación de México con Vicente Fox y si quiso imitar a Luis Donaldo Colosio, que de prisa lo lleven con un médico.

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