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La decisión de cancelar el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, resultó ser una noticia que preocupó y enojó a muchos mexicanos, debido a que sus datos quedaron guardados sin saber qué es lo que se hizo con ellos.
La inseguridad por la cual atraviesa el país hace desconfiar y provoca temor, por lo que es imperativo que en cuanto la legislación lo permita se conozca el uso que se le dio a esa lista de datos personales de millones de mexicanos, además que se destruyan.
Pero hay otro paso importante previo al proceso de destrucción: garantizar la seguridad del registro, que nadie pueda ingresar a la base de datos y posteriormente transparentar todo el procedimiento.
El Renaut se creó en febrero de 2009 para ubicar a quién pertenecían los teléfonos celulares desde los cuales se realizaran intentos de extorsión o llamadas para negociar secuestros.
Se estima que el número total de datos en el registro es de entre 65 millones y 70 millones de números de teléfonos celulares. De ahí la magnitud del problema, ya que se contiene información de más de la mitad de la población que tiene el país; el riesgo que esos números caigan en manos de la delincuencia organizada pone a la gente en peligro.
Por lo pronto, el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos deberá estar muy al pendiente de los procedimientos para proteger la base de datos en lo que se destruye y además comprobar la veracidad del informe que se presente para saber en qué se usó.
La buena noticia es que ayer se anunció que el IFAI ya integra el grupo de trabajo que destruirá la base de datos del Renaut.
Participarán en él la Secretaría de Gobernación y la Comisión Federal de Telecomunicaciones para garantizar que el procedimiento se haga conforme a la ley.
Es preciso que el informe que se exige sobre el uso del registro se publique y que los ciudadanos tengan acceso a él y que las autoridades garanticen la seguridad de los ciudadanos.