Parte del sainete y berrinche electorero de Andrés Manuel López Obrador, candidato derrotado por segunda ocasión consecutiva en las elecciones presidenciales de México, ha involucrado con cierta razón a la cadena de tiendas comerciales más importante en manos mexicanas: Organización Soriana.
En el alegato de compra de votos, que estoy convencido sucedió, se ha involucrado también a Monex, institución financiera y a la propia Soriana. Primeramente, es un hecho que el PRI compró votos, pero hay que hacer una aclaración: ¡Siempre lo hace! así que no hay que sorprenderse - eso no lo justifica por ningún motivo-. Desafortunadamente la ley electoral indica que la compra de votos no ha lugar para la anulación de la elección, como lo pide (es un decir que lo pide, lo que quiere ya Andrés Manuel es revolver el río a ver qué ganancia le surge a su movimiento, si perdió por más de tres millones de votos), por lo que lo más que se puede esperar es que se le impongan multas económicas al PRI por parte de la autoridad electoral.
El que sea una costumbre de los priistas la cooptación del sufragio, por supuesto que no puede ser una práctica aceptada. Sin embargo, con leyes electorales y un marco jurídico aceptable, aunque mejorable siempre, desde hace ya años en México se tienen elecciones libres. Los votos desde 1994 se cuentan debidamente, y ahí difícilmente cabe un fraude como antaño. Claro que antes de llevar a electores a depositar su voto dentro de la urna pudo haber sido otra cosa. El 6 de septiembre sin duda el Tribunal Electoral declarará electo a Enrique Peña Nieto.
Hoy para los laguneros el tinte de la protesta tiene un significado especial: el involucramiento de Soriana, empresa surgida en esta tierra lagunera y que dos hombres inmigrantes que vinieron a hacerse la vida a estas latitudes supieron crearla a base de un inmenso esfuerzo y sacrificio. Soriana nace por el talento y sobre todo, el trabajo a brazo partido de don Francisco y don Armando.
Los años pasaron y los hermanos fundadores con todo y sus historias internas, supieron llevar a cabo una sucesión exitosa y quien ahora dirige la compañía, Ricardo junto a su Consejo y equipo de trabajo, tuvo la capacidad de escalar el tamaño y alcances de una cadena que nació primero de una modesta tienda de telas, para luego serlo de abarrotes en el centro de Torreón, a la empresa que compite de cara a Walmart, la compañía de autoservicio más grande del mundo y de México.
Soriana junto a Lala, son sin duda las dos empresas insignias de la región. Por supuesto el Grupo Modelo, Tyson y Peñoles son organizaciones de gran calado, pero hablando en plata: sus dueños nacieron y moran en otras latitudes, contrario sensu de las dos primeras, esa es razón de especial interés.
Por todo ello, el argumento de que con tarjetas expedidas de Soriana el PRI compró decenas de miles de votos genera expectación, sobre todo en qué concluye el asunto. Desde la denuncia de los hechos, han ocurrido casi doscientos sucesos entre protestas y actos de vandalismo en contra de la empresa edificada por la familia Martín. Incluso, ya un comunicado oficial de Soriana responsabiliza a López Obrador, a Ricardo Monreal y a Jesús Zambrano, de todos los actos de hostigamiento de cualquier índole que sufran las instalaciones.
En respuesta, el presidente del PRD, Zambrano, ha criticado las declaraciones de Soriana, tachándolas de temerarias. López Obrador arguye que la postura que ha asumido la compañía es defensiva y hasta cómplice del PRI, porque reclama que la empresa no ha dado a conocer suficiente información de las dichosas tarjetas de descuento, por lo que no ayuda a esclarecer el fraude a gran escala -que ellos piensan- fueron los comicios del pasado domingo primero de julio.
El periodismo debe sostener como uno de sus principios, que éste debe realizarse sobre la cosa pública, por lo que cualquier tema que involucre al Estado es materia del escrutinio periodístico. Soriana, aunque es una negociación mercantil, tiene la característica de ser también pública, porque desde hace años tiene colocado capital en el mercado bursátil. Por lo tanto, cabe un comentario de todo este asunto de las tarjetas:
A mi entender, Soriana se dedicó a su trabajo: comerciar. Quizá su entrada a vender tarjetas o generar algún método de fidelización de clientes a través de la CTM fue su entrada a negociar con el PRI (aclaro que esto es especulación de quien esto escribe). El más grave error fue no prever qué implicaciones tendría una negociación como ésta.
Quienes trabajan en Soriana se dedican a su trabajo, no a la política, nunca lo han hecho, hay que decirlo. Se les puede reclamar la falta de tino por haberse metido en este embrollo, que la realidad no era tan fundamental para el desarrollo de su empresa, que factura más de cien mil millones al año, y emplea a decenas de miles de mexicanos.
Es claro que hay gente que lo único que le importa es destruir. Cuando se pretende culpar a Soriana por la derrota del Peje, es más un pretexto para aflorar la envidia que algunos tienen del éxito y disciplina de los demás. Esto no pretende ser una defensa de Soriana, ellos no la necesitan. Pero es claro que se equivocaron con el asunto de las tarjetas, los priistas los llevaron al baile y ellos lo permitieron.
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