TAN FÁCIL como pelarla es incluirla en preparaciones culinarias. La pulpa, su jugo y hasta su aromática cáscara se emplean en infusiones y para aromatizar postres.
Ya se inició la cosecha de mandarinas en todo el país, cuyo final concluye hacia marzo, por lo que a partir del mes de enero se puede comprar al mejor precio, ya que no se puede mantener más tiempo en los árboles, pues tenderá a abombarse y agriarse. Es una de las frutas de mayor producción en el mundo y muy preferida por grandes y chicos, por la facilidad de consumirla, gracias a su pequeño tamaño y a que se desprende fácilmente de la cáscara.
Esta fruta, que ilumina las carreteras durante los meses de su temporada son muy famosas y sabrosas las de Araira- proviene del Sudeste Asiático, concretamente de Indochina y sur de China y aunque su nombre no es chino, sí alude a las mandarines, altos dignatarios de la antigua China, quienes usaban en sus trajes este color.
Se cuenta que la mandarina fue llevada a Europa por los portugueses y en un largo recorrido llegó a las tierras americanas para consumirse y disfrutarse.
Salud en la mesa
No desperdicie las virtudes salutíferas de su cáscara, pues en ella se concentran importantes cantidades de carotenoides que son los que le otorgan su bello color- que actúan como poderosos antioxidantes en el organismo, previniendo de enfermedades degenerativas y constituyen un auténtico bálsamo anti edad.
Según estudios médicos, publicados en la base de datos de Medline Plus (Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos), un compuesto presente en su cáscara, el Salvestrol Q40 ha logrado destruir algunas células cancerosas en seres humanos. Los cánceres contra los que actuaría la cáscara de mandarina son el de pulmón, de pecho, de próstata y el de ovarios.
Sus semillas también se pueden masticar atrévase a probarlas, son ligeramente amargas, más no incomibles, y aportan también nutrientes para su salud.
Este cítrico contiene potasio, necesario para el correcto desarrollo del metabolismo celular, y calcio, que fortalece huesos y dientes. Sus altos niveles de fibra para aprovecharla coma sus gajos enteros, sin desechar la parte blanca interior- son un buen aliado en contra de enfermedades cardiovasculares, estreñimiento, cáncer de colon y obesidad.
Esta pequeña y aromática fruta es rica en propiedades nutritivas, por lo que cada gajo constituye un bocado de salud. La mandarina se compone principalmente de agua (88%), posee un escaso contenido de azúcares, y un bajo aporte calórico (aprox. 37 calorías por 100 gramos).
Aporta también vitamina C aunque menos que otros cítricos- así como magnesio y potasio y en menor proporción, calcio y algunas vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6).
Cítrica y dulce
Aunque usualmente su pulpa se utiliza para ser consumida inmediatamente, con su zumo se pueden preparar ricas salsas para aves y pescados; emplear sus gajos para adornar postres o incluso ensaladas y aromatizar platos salados y dulces con su cáscara, de sabor más dulce que parientes suyos como la naranja y el limón, lo que hace más apropiada para emplearla rallada en preparaciones para paladares que huyen de lo muy cítrico.
Si gusta de las infusiones, cuando compre mandarina puede secar sus cáscaras primero elimine todo resto de fibra blanca- o bien al sol (dentro de una bolsa de malla que deje pasar los rayos pero no los insectos) o bien deshidratarla muy suavemente dentro de un horno; luego la puede partir en pedacitos o triturarla con un picatodo o molinillo y hacerla polvo y emplear un pequeño toque para sus bebidas calientes o refrescos fríos.
Su zumo, como el de otros cítricos, refresca y ayuda en casos de agotamiento tras un esfuerzo físico pues repone el potasio y también resulta delicioso mezclado con otras frutas más densas como manzana, mango o melocotón. Un granizado con el zumo de esta fruta, al que se le agregue un poco de crema batida, azúcar y un toque de limón, con unos gajos para su decoración, constituirá una bebida deliciosa.
Para acompañar aves o pescados como salmón, puede preparar una especie de salsa blanca ligera, en la que sustituya la leche por zumo de mandarina, además de un poco de vino blanco y espesar con harina o maicena, con un toque de pimienta, sal y nuez moscada. Prepare una pechuga de pollo a la plancha, por ejemplo o unos taquitos de ruedas de salmón salteados en mantequilla, báñelos con esta salsa y luego introdúzcalos unos minutos en horno medio unos minutos para unir sabores. Acompañe con arroz blanco y papas al vapor.
Una ensalada de berro, espinacas o lechuga o una variedad de hojas- resaltará su frescor con unos gajos de mandarina pelados deseche la parte blanca-, un puñado de nueces ligeramente tostadas y un aderezo de zumo de mandarina, miel, aceite de oliva, yogurt y/o mayonesa, con sal y pimienta al gusto.
Para hacer mermelada se requiere un kilo de mandarinas, de cáscara delgada, 750 gramos de azúcar y el jugo de un limón. Lavar y pelar las mandarinas. Cortar las cáscaras en tiritas delgadas. Cortar la pulpa en cuadritos. Colocar las tiritas en una olla y cubrirlas con agua fría. Llevar a hervir durante cinco minutos, retirar del fuego y escurrir. Repetir este procedimiento dos veces más.
Colocar en una olla las tiritas de mandarina, ya hervidas, la pulpa cortada en cuadritos, el azúcar y el jugo de limón. Llevar al fuego hasta que tome punto. No mover con espátula o cuchara, sólo mover la olla para asegurarse que no se pegue. Y envasar en potes de vidrios esterilizados.
La clásica torta de naranja también puede realizarse con zumo de mandarina, con un resultado más dulce, con un almíbar en la superficie, que incluya tiritas confitadas y gajos.
De compras
Aunque le puedan atrapar las mandarinas más grandes, las criollas, de tamaño más reducido, son más dulces y de cáscara más delgada, lo que las hace menos adecuadas para su comercialización. A comienzos de la temporada de recolección, no es precisamente cuando se obtienen las más dulces, por lo que tenga en cuenta este factor si no tolera mucho la acidez.
Guíese por el aroma, más que por su color para elegirlas, pues cuando están en su punto, desprenden su delicioso olor. Adquiéralas firmes no blandas, y colóquelas en la parte menos fría de la nevera para que se mantengan mejor.
