Finaliza el Seminario de Cultura y Seguridad Pública en Saltillo.
"En Medellín había barrios donde la gente no podía atravesar de una calle a otra, porque las bandas de delincuentes los asesinaban. Un día la comunidad empezó a participar en un taller de zancos, saltimbanquis, música popular y en pocos meses se tomaron las calles, los pillos empezaron a tener miedo al ver que los colores y las sonrisas de niños y adultos, pesaban más que las balas", fue una de las vivencias que el promotor cultural colombiano Jairo Castrillón, compartió ayer durante el cierre del Seminario de Cultura y Seguridad Pública, que tuvo lugar en el Museo de las Aves en Saltillo.
Para el colombiano, quien trabajó en el Ministerio de Cultura de Colombia e hizo parte de una de las tantas organizaciones civiles que intervino en la transformación social de la ciudad, hasta que una comunidad no empieza a tejer las acciones de gobierno, con las acciones de la empresa privada y las de la sociedad civil, no se pueden tener plataformas culturales que contrarresten los actos violentos, más en lugares que carecen de infraestructura y donde el modelo de identidad para los jóvenes es el del delincuente.
Mediante videos y el testimonio de grupos y colectivos artísticos, que de manera independiente empezaron a trabajar en la zona de las comunas de la capital de Antioquía, Castrillón Roldán, compartió su experiencia ante cerca de 200 asistentes al seminario, a quienes explicó desde los primeros antecedentes de la transformación social de Medellín, hasta los resultados obtenidos en los sectores donde los muertos y la droga, pan de cada día, tuvieron que convivir con el teatro, la música, los libros y el arte.
"Claro que existía indiferencia de la clase política, claro que no había presupuesto, pero hasta que la sociedad no despertó y empezó a tomar acciones por sí misma, no se convenció de que la realidad se podía cambiar. Las artes y la cultura crean lazos comunitarios de reflexión sobre sus realidades, aunque éstas resulten difíciles de asimilar. Claro la cultura es la herramienta más importante, pero cuando ésta es empleada por la misma sociedad, quien en torno a los espacios de convivencia genera sentido de pertenencia, ésta resulta más efectiva".
Lejos de los grandes proyectos del ex alcalde Sergio Fajardo, y todos los reflectores que esto atrajo, el colombiano hizo referencia al trabajo de calle que cientos de organizaciones civiles y miles de colombianos hicieron en sus comunidades. El promotor cultural recordó los grandes parques bibliotecas, las infotecas y toda la infraestructura que se creó en esta ciudad, pero también compartió la experiencia de cientos de familias que en sus casas desocuparon la sala y el comedor para hacer una biblioteca comunitaria, en la que convivían niños jóvenes y adultos en sectores de condiciones extremas de pobreza.
EL TRABAJO DE CAMPO
"Cuando uno puede ver que una persona se para frente a un grupo de jóvenes sicarios, y le empieza a decir poemas de memoria, los hace que se interesen y los pones a escribir, eso es una cosa que tiene mucho significado. Como esta historia uno se puede encontrar 200, en esa Medellín violenta, porque esos jóvenes principalmente lo que buscaban era un espacio donde no los juzgaran, donde los aceptaran tal y como son. Porque además son personas que necesitan compartir su experiencia".
Jairo Castrillón definió el trabajo de los gestores culturales como "abridores de puertas", quienes deben acercar a las personas los elementos necesarios para que definan su talento, su vocación y que a través de ésta se integren al mundo. "Nosotros somos responsables de la sociedad, de acontecer histórico que nos rodea, estos muchachos de las comunas son muy buenos sicarios porque no les dimos opciones de más, a lo mejor si les hubiéramos acercado otra opción, serían muy buenos poetas, o músicos, o pintores".
TESTIMONIOS
Al seminario asistieron estudiantes, maestros, promotores e incluso trabajadores del sistema de procuración de justicia de Nuevo León, quienes no sólo vieron importantes los testimonios de los participantes, sino que consideraron fundamental, que quienes trabajan en este tipo de instancias gubernamentales, empiecen a buscar alternativas de prevención.
"Lo importante es la motivación. Jairo Castrillón nos puso muy buenos ejemplos testimoniales, pero lo importante también es que nos cuestionó, acerca de los que nosotros estamos haciendo", dijo Esteban, quien trabaja en la Procuraduría de Nuevo León.
Cintia Vargas, estudiante e integrante del Mitote, grupo multidisciplinario, consideró muy importante compartir el testimonio de los colombianos que trabajaron en la realidad de Medellín, porque nosotros tenemos que tener marcos de referencia para trazar las políticas que nos ayuden a cambiar delincuencia por cultura. "Por más que el gobierno nos dé apoyo, si no despertamos y tomamos conciencia, no vamos a salir de estos problemas, tenemos una responsabilidad como ciudadanos".
Por otra parte Jenny, quien hace parte del sistema de procuración de justicia, comentó que una de las debilidades es que estas entidades se preocupan más por identificar el perfil de quienes delinquen y los motivos que los llevan a hacerlo, mientras que la cultura como prevención les acerca a los jóvenes un camino diferente, los aleja de lo que hoy nos lamentamos y es un tema que ya empieza hacer ruido en los sistemas de operación de justicia.
El cierre
Al finalizar el seminario, los colombianos Jairo Castrillón y Luis Miguel Úsuaga, respondieron a decenas de preguntas de los asistentes, quienes principalmente querían saber sobre las estrategias para acercar recursos, las plataformas de los programas y la forma en la que organizaron a la sociedad civil. Motivados por dos días de testimonios, varios de los participantes aprovecharon para compartir pequeñas experiencias culturales que actualmente realizan de manera independiente.
Durante su discurso de clausura, la Secretaria de Cultura del Estado, Sofía García Camil, agradeció a los ponentes del seminario y lamentó no haber podido asistir, y aseguró que la cultura es una herramienta de transformación para las personas, aunque no bastan las buenas intenciones, ya que falta mucho por hacer, de parte de la sociedad civil, la iniciativa privada y por supuesto el gobierno.