A mi querido amigo Francisco Calderón Quintero, que recientemente nos dejó.
Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto salieron ganadores con la aprobación de de las dos iniciativas Preferentes que a principios de septiembre fueron lanzadas al ruedo legislativo, ambas de gran creatividad e igual trascendencia se incorporan al legado de tranquilidad y firmeza financiera que el Presidente lega al país y a la administración que lo sucede.
Los ajustes que van modernizando a México se ejemplifican en la nueva Ley Federal de Trabajo, a punto de ser promulgada, Paso a paso es como evoluciona cualquier país. Tal y como realizamos a lo largo de muchos años avances en materia electoral, primero depurando listas eliminando muertitos y dobles domicilios, luego instaurando la credencial que se decía impracticable hasta llegar a la actualidad en la que todos sabemos que el voto por fin se cuenta y cuenta. Falta ahora afinar el IFE ahorrando gastos y limpiándolo de la contaminación de los partidos.
Igual en la cuestión laboral. Muchos recordamos las multitudinarias marchas obreras de los primeros de mayo sosteniendo, en vilo, al totalitario sistema sin fisuras. Dejado muy atrás aquel régimen con sus visos socialistas, la reforma laboral, pasa ahora a responder a necesidades muy actuales impuestas por nuevos escenarios internos e internacionales abriendo nuevas fórmulas de empleo, flexibilizando la contratación obrero-patronal a la vez que respetar viejas "conquistas" sindicales muy vigentes.
Todos los informes económicos y sociales anuncian escenarios mundiales donde será cada vez más difícil para todos los factores realizar la producción creadora de empleo. Ocupar la población económicamente activa sin aumentar el sector de informalidad será el reto general.
Para el empleador significa afinar su búsqueda de mercados siempre más exigentes para siquiera poder mantener su nivel actividad y no tener que cancelar puestos o reducir o terminar la producción. Para el consumidor restringido en su poder de compra y por ello más exigente se trata de presionar al productor en calidad y precio. Para el trabajador los puestos, si los hay, serán más especializados. El que busque empleo tendrá que prepararse con escolaridad nunca vista hasta para los puestos sencillos del tabulador.
A penas a tiempo resulta el acuerdo tan difícilmente alcanzado en ambas cámaras. Se eliminaron artículos que hubieran sido piezas de sostenida inestabilidad y potencial conflicto, por mucho que su intención pudiera haber sido sana. Se mantuvieron elementos que fortalecerán un sindicalismo democrático y transparente para sus miembros.
Los efectos de la reforma laboral tendrán que ser evaluados en la realidad práctica por cada una de las partes de la relación obrero-patronal. Sólo la traducción a la vida diaria de cada unidad de producción nos revelará las virtudes o las limitaciones de la nueva Ley. Los resultados concretos se irán revelando a medida que se sumen experiencias. Lo que es claro es que, ahora sí, México encara su desarrollo agrícola e industrial armado de una de las legislaciones laborales más avanzadas del mundo.
No hay soslayar el que ello fue fruto del sentido responsable de ambos mandatarios, tanto el saliente como el entrante, que se propusieron demostrar que sí es posible en México el consenso entre posiciones aparentemente opuestas e irreconciliables. La diferencia con la sucesión presidencial de 2006 viene necesariamente a la mente. De aquellas hordas que tomaron la tribuna a la tersura actual de las reuniones en Los Pinos, hay un mar de diferencia.
Esta suavidad que se ha visto al final de esta administración y el próximo inicio de una nueva, se vio también en el proceso electoral norteamericano. Emergiendo de una campaña tan belicosa, la actitud de Mitt Romney fue ejemplar en su concesión de triunfo a Obama, lección de sencilla humildad, la prueba más efectiva de un hombre de paz interior, inspirada en su honda religiosidad. En Obama se vio profundo respeto al que horas antes fuera su enconado contrincante.
Una sólida confianza en el futuro es la que hay que propiciar en México. Los que quisieron hacer causus belli de la transición o de las dos iniciativas preferenciales fueron firmemente rechazados por el pueblo. La realidad económica de la vida cotidiana y los pasos para lidiarla prevaleció. Para atenderla se requiere concisión, profesionalismo y voluntad de servir. Así fue la aprobación de las leyes de Contabilidad Gubernamental y la Laboral. Madurez, es decir comportamiento ético, irá haciendo que nuestro país avance hacia la solidaridad social que requerimos.
En resumen, la aprobación de las dos iniciativas preferentes demostró que creatividad y liderazgo son indispensables para que el país avance. En este caso, se dejó en claro que estas virtudes tuvieron que ser desplegadas desde el Ejecutivo ya que el Legislativo, como se comprobó durante el sexenio pasado, aún no es capaz de asumirlas como suyas. Tenemos, empero, esperanza que esto, como el viejo sindicalismo, quede en el pasado.
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