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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

BUENO, BUENO, ¿QUIÉN HABLA?

JUAN RECAREDO

Cada quien tiene su estilo propio para contestar el teléfono, pero aquí nosotros, los mexicanos, en

una inmensa mayoría contestamos ¡bueno! y hasta lo hacemos con una tonadita peculiar que muestra el estilo de cada quien.

Hay quien dice hola, dígame, diga o aló, pero definitivamente lo más difundido entre nosotros, es el

¡bueno! que de alguna manera es una aprobación demasiado prematura pues no sabe si le llaman para

comentarle el triunfo de su equipo favorito por una ventaja de 4 goles, o para decirle que pase a pagar el saldo de su tarjeta de crédito antes de que “…nos veamos obligados a tomar algunas medidas

más rigurosas”.

La costumbre de contestar ¡bueno! expresa en sí una forma de desconfianza porque se origina en las pruebas que se hacían cuando el sistema apenas iniciaba y tenía muchas fallas, que por cierto siguen dándose aunque el sistema ya esté o debería estar súper avanzado.

El ¡bueno…! originalmente era una pregunta que hacía uno al empezar la comunicación y trataba de investigar si estaba bueno el teléfono, o el cableado, o el sistema.

El hecho es que al empezar haga de cuenta que usted le preguntaba al que llamaba: ¿Está buena esta

cosa como para ponernos a hablar? y el otro ya ni tenía qué contestarle, usted mismo por cuenta

propia se apercibía si “jalaba” la cosa o no.

Vamos ahora a otra expresión muy común en el hablar cotidiano. ¡Le estás buscando tres pies al gato! Es expresión que usamos como advertencia y se lo aplicamos a las personas que insisten en meterse en problemas cuando no los hay… Y está bien, aunque siempre me ha inquietado que al gato sí se

le pueden encontrar los tres pies, si de hecho tiene cuatro.

Se me hace más lógica la forma original que era buscarle cinco pies al gato… ¡Ahí sí! Es inútil ponerse a buscarle los cinco apéndices cuando sabemos que la cuenta no va a sobrepasar el número cuatro.

Otra expresión recriminatoria que se hizo muy usual en nuestro medio, hace 20 ó 25 años es la de

“te fuiste al baño” queriendo decir que exageraste o que abusaste al máximo de alguna situación que te lo permitió.

Ése “te fuiste al baño” en algunas regiones se ha ido cambiando por otro recriminatorio un poco más absurdo que es el “Te la bañaste…” como sinónimo de “Te pasaste de la raya” expresión con la que intentamos decir que se exageró demasiado.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@ gmail.com

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