DETRÁS DE CADA NOMBRE HAY UNA HISTORIA
El nombre de Canadá proviene de la raíz aborigen kanata que se refiere a un conjunto de cabañas, a un poblado o villa, porque originalmente era un asentamiento establecido en lo que hoy es la ciudad de Quebec que se llamaba Stadaconé, hasta que los primeros exploradores, allá por el año 1500 y tantos, empezaron a referirse al conjunto de asentamientos indígenas que se ubicaban alrededor del Río San Lorenzo, como Canadá.
Y qué bueno que se le quedó ese nombre que está bastante decente, porque en 1865, con motivo de la organización de las posesiones británicas, hubo muchas propuestas para bautizarla con otros apelativos, unos pasables como Arcadia, Alexandria o Laurentia (por el Río San Lorenzo) y otros horrendos como Tuponia que es un acróstico en inglés para “Provincias Unidas de América del Norte” o Efisga que se forma con las iniciales en inglés de Inglaterra, Francia, Irlanda, Escocia, Alemania y Aborígenes. La verdad es que no me puedo imaginar a los canadienses llamándose tuponios o efisgos. Pues oiga…¡de la que se salvaron!
Detrás del nombre de cada país hay una historia, algunas simples y otras complicadas y emocionantes. Acerca del nombre de Colombia o de Bolivia hay poco qué explicar. Sus nombres se pusieron como un homenaje a Bolívar y a Colón y eso se puede ver sin mucho razonamiento. Pero el origen, por ejemplo del nombre de España es un poco más complicado. Hay quien dice que España significa “país donde hay muchos conejos” y sí, esa es una versión, pero no hay total seguridad de que sea la verdadera.
A la península ibérica (España y Portugal) los fenicios le llamaban Hispania desde dos mil años antes de Cristo. Hispania en su idioma sería i-spn-ya y los romanos lo tradujeron a su manera: según ellos la i se refería a una costa, isla o tierra, y el sufijo ya lo entendían con el significado de “región”. Luego tradujeron la partícula spn como conejos, aunque en todo caso se referiría a los damanes que son de aspecto parecido al de los conejos, pero son de especie diferente, y así fue como surgió esa idea de la “tierra de muchos conejos”, muy difundida, pero incierta.
Lo que hoy es Venezuela se llama así porque cuando llegó el conquistador Alonso de Ojeda a lo que hoy es el desagüe del Lago de Maracaibo observó que los aborígenes construían sus viviendas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua y le pareció aquello como una pequeña Venecia. Por eso fue que le llamó Venezuela que es precisamente un diminutivo de Venecia que en italiano se escribe con Z, así que del nombre de Venezia surgió el de Venezuela.
¿Y Chile? preguntará usted. En primer lugar déjeme decirle que el nombre de la República de Chile no tiene relación alguna con las diversas plantas de fruto picante que son tan frecuentes en nuestros platillos mexicanos.
El origen del nombre de Chile, el país, es incierto y existen varias hipótesis: hay quien dice que es una palabra de origen mapuche (los mapuches eran aborígenes que habitaban esas regiones) y esa palabra se refería al chi, un pájaro con manchas amarillas en las alas.
Para otros cronistas el nombre viene de un cacique que gobernaba el Valle del Aconcagua antes de que llegaran por ahí los incas. Algunos más lo atribuyen al sonido que emitía un pájaro llamado trile y otros dicen que deriva de chiwi que en aymará significa “helado” o de chilli que en ese idioma aborigen quiere decir “donde termina la tierra”. Hay todavía otras versiones donde usted puede escoger la que más le convenza.
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es comodijo2@hotmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO: ¿Por qué sería incorrecto decir “a la menor brevedad posible”? en lugar de “a la mayor brevedad posible”. La primera me parece que tiene la lógica correcta.
RESPUESTA: Porque decir “la mayor brevedad” es equivalente a decir “lo más pequeño”. Si decimos “la menor brevedad” es como si dijéramos “lo menos pequeño”.
Refrán (supuestamente) latino para terminar: Chihuahuitas quanto apachibus, quanto indium non huarachitum. ¡Ay Chihuahua cuánto apache, cuánto indio sin huarache! ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA