Le dan llaves de León
Por: Evlyn Cervantes y David Monjaraz.
Ya la tiene con él. A esta hora el papa Benedicto XVI ya posee la llave de la que es su casa desde hace tres días: La ciudad de León.
A las siete de la noche, cientos de fieles corean en una sola voz “chiqui ti bum a la bim bom va, a la bio, a la bao, a la bim bom va, el papa Benedicto, ra ra ra”. La porra igual la entonan ciudadanos de pie, empresarios zapateros y políticos ya instalados en la mesa de invitados especiales como Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la Presidencia de la República y Miguel Márquez, candidato por el mismo partido al Gobierno de Guanajuato.
Cuarenta minutos después, un contingente de motocicletas con sirenas encendidas se aproxima. “¡Ya viene!”, gritan reporteros de todas partes que buscan ganar una foto. Segundos después un vehículo negro con la bandera del Estado Vaticano se estaciona frente a una alfombra roja. Los miles de fieles e invitados especiales se vuelvan en un grito; comienzan las porras: “Se ve, se siente, el Papa está presente”.
Desde el vehículo negro con placa SCV.I , el Papa levanta las manos saludando a las cámaras de los periodistas que se empujan para captar una foto; del otro lado ya le espera Ricardo Sheffield y Juan Manuel Oliva, alcalde de León y gobernador de Guanajuato respectivamente; ambos le entregarán la llave de la ciudad.
La puerta del vehículo se abre y Benedicto XVI desciende.Sheffield no disimula su emoción, se aproxima a él para saludarle, instantes después le entrega la llave en compañía del Gobernador; éste último le da un beso en la mano.
Bastó una señal del Alcalde, para que Arturo Sánchez Castellanos, el regidor de oposición más combatiente en el Ayuntamiento tomara a su hijo de 13 años, se aproximara en paso acelerado y se hincara frente a Su Santidad.
“Es una gran emoción para los dos, este niño no necesita bendiciones pero se la ganó. El Alcalde me dio una señal de que adelante y pues corrimos”, cuenta minutos después Arturo Sánchez, con una voz entrecortada.
Después de darle la bendición al hijo del regidor, la multitud nuevamente corea una porra; el Papa sonríe y se encamina al papamóvil con una sola voz de fondo: “Benedicto, hermano, ya eres mexicano”.
Ya instalado en el papamóvil, Benedicto no se va. Sus manos blancas y moteadas se asoman desde adentro para saludar a los invitados especiales; allí le acompaña José Guadalupe Martín Rábago, arzobispo de León. El jerarca del Estado Vaticano no deja de sonreír ni mover sus manos, ahora saluda desde lejos a niños que le cantan desde un tapanco, son los niños de los Coros de Valle de Señora.
El contingente comienza a avanzar, una lluvia de papelitos blancos y amarillos abre paso al papamóvil que ya se va de la Puerta Milenio.
Antes de arribar a León, el papa Benedicto XVI también recibió las llaves de la ciudad en Guanajuato Capital.
Entre políticos y empresarios
a espera fue larga. Pero el entusiasmo nunca se apagó.
Nunca bajó el júbilo entre los cientos de leoneses que recibieron al Papa Benedicto XVI en la Puerta del Milenio.
El arribo del Pontífice congregó a políticos, empleados del municipio y empresarios; lo mismo que a pobladores de las rancherías cercanas al emblemático puente, que anuncia la llegada la ciudad.
En una ceremonia fugaz, Benedicto XVI recibió las “Llaves de la ciudad”.
Pero también el júbilo de los católicos de estas tierras que emocionados, algunos hasta el llanto, lo vitorearon apenas pisó la alfombra roja.
No les importó que fueran citados a las seis de la tarde; aguantar inclemencias logísticas y el retraso del Papa de una hora y media.
La parte protocolaria, corrió a cargo del alcalde Ricardo Sheffield, que tuvo como testigo al gobernador Juan Manuel Oliva, flanqueados a la distancia por los integrantes del Ayuntamiento.
De los primeros en llegar, síndico panista Braulio Monreal y el aguerrido regidor tricolor, Israel Cobián y su compañera, Olga Patricia Sandoval; junto con las ediles panistas Lucía Sánchez Junquera y Cristina Rodríguez Vallejo.
Luego se sumarían el regidor verde, Daniel Olaf Gómez Muñoz y el panista Sergio López Padilla.
Fuera de la comisión de recepción estuvieron los priístas Julia Lira y su esposo, el ex alcalde Harold Gabriel, José Arturo Sánchez Castellanos y Salvador Ramírez Argote.
Por los empresarios, acudió puntual Roberto Plasencia, Juan Carlos Muñoz y familia; y Gabriel Pérez, capitán del comité de la Feria. Junto con el padre Patrick O’Connell, el dueño de grupo Flexi se quedó al final a deleitarse con el coro infantil patrocinado por su esposa, Laura Elena Torres.
Medio centenar de niños de varias escuelas de la ciudad, enfundados en camisa blanca y suéter guinda, que tuvieron el privilegio de cantarle al Papa.
Por los políticos, llamó la atención Miguel Márquez, candidato a la gubernatura y Josefina Vázquez Mota, quien llegó con su marido e hijas. La aspirante presidencial del PAN acaparó la atención durante buen rato. Más democrático estuvo en las graderías, el secretario general del PAN estatal, Arturo Navarro y su esposa Vanesa Esqueda, así como el secretario de Turismo, Sergio Rodríguez y su esposa Olga Zárate.
Por el Municipio, atentos estuvieron el secretario del Ayuntamiento José Luis Manrique, y la secretaria particular el alcalde, Renata Arévalo. Lo mismo que Eduardo Ramírez, director de Economía y Manuel López, su encargado de Turismo.
Tras la recepción al Papa en Plaza de la Paz, en Guanajuato, la ceremonia se fue alargando hasta las 8:30 de la noche. Los leoneses no quisieron quedarse atrás, y lo lograron.
En medio de porras y vivas, las señoras de edad no ocultaron su emoción y rezos, al ver tan cerca a Benedicto XVI. Las más jóvenes lo expresaron tomando fotos con sus Iphones, Ipad o cámaras.
La fe no tiene edad, ni límites digitales.
Tampoco aguardar la llegada del Papa por más de tres horas.
“Valió la pena la espera”, dijo inspirado Eduardo García, un joven estudiante leonés quien estuvo acompañado de su novia.
