Mueren reos. Entre 2009 y el primer trimestre de 2012 murieron 136 personas asesinadas o por suicidio dentro de los dos principales centros penitenciarios de Durango.
Entre 2009 y el primer trimestre de 2012 murieron 136 personas asesinadas o por suicidio dentro de los dos principales centros penitenciarios de Durango. Más de la mitad de estas muertes ocurrió en el penal de Gómez Palacio.
Las deficiencias en el sistema penitenciario, la falta de infraestructura y la corrupción impuesta por los reos de alta peligrosidad, sumieron a los penales estatales en una vorágine de violencia de la que tampoco escaparon decenas de trabajadores de dichos centros de reclusión, quienes fueron asesinados o permitieron al menos dos fugas de reclusos.
Estas anomalías quedaron asentadas desde octubre de 2010 en una Recomendación General emitida por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), la cual no ha sido atendida en su totalidad por las autoridades estatales.
El Centro de Readaptación Social (Cereso) 1 de la capital duranguense llegó a ser considerado como uno de los más violentos del país, según una recopilación de publicaciones de agencias informativas de mediados de febrero; sin embargo, las cifras de la Secretaría de Seguridad Pública estatal colocan al Cereso 2 de Gómez Palacio muy por encima del penal capitalino en cuanto a cantidad de muertos se refiere.
Se descubrió que en tres masacres en las que murieron 35 personas en la ciudad de Torreón, Coahuila, fueron cometidas por reclusos del Cereso 2 que salían por las madrugadas a delinquir con permiso de la dirección y el cuerpo de custodios, usando armamento y vehículos oficiales.
CORRIÓ LA SANGRE Durango empezó a acaparar los reflectores de inseguridad a nivel nacional a partir del 8 de marzo de 2009, cuando un grupo armado llegó hasta las instalaciones del Cereso 2 y liberó a cinco reos para luego escapar sin encontrar resistencia. Por esa acción fueron detenidos el director del penal, Tomás Daned Aspland Aguilera, el jefe de Vigilancia y 11 custodios del penal. Actualmente se encuentran recluidos en ese mismo Centro. Esa fue la primer gran fuga de los últimos años.
Aunque desde finales de 2008 comenzaron a presentarse los primeros episodios sangrientos en los penales, al desatarse una masacre en la que murieron ocho internos del Cereso 1, a manos de otros 30 reos que los atacaron con puntas y palos; según informó la noche del 2 de noviembre la Secretaría de Seguridad Pública. El Siglo de Torreón solicitó la cifra de muertes violentas ocurridas dentro de los centros penitenciarios de la entidad durante 2009, 2010, 2011 y 2012.
La Secretaría de Seguridad Pública estatal detalló que en 2009 ocurrieron episodios en los que murieron siete reos en el Cereso 1 de Durango, asesinados o por suicidio. Sin embargo, el penal de Gómez Palacio superó ampliamente en ese sentido las cifras de la capital, al culminar el año con 27 reclusos sin vida.
El 2010 quedará marcado como el más violento dentro de los centros de reclusión de la entidad. A las 7:00 horas del 20 de enero de ese año se abrieron las celdas del área de control del Cereso 1 y se desató una masacre en la que murieron 23 personas que estaban recluidas por delitos como secuestros, homicidios, portación de arma de fuego, robos, violación y lesiones contra la salud. A lo largo de ese año ocurrieron diez muertes violentas más en ese Centro.
Mientras que en el penal de Gómez Palacio se contabilizaron ese año 17 decesos, para un total de 50 durante 2010.
En 2011 la cifra fue ligeramente inferior. De acuerdo a los datos oficiales, en el penal de Gómez Palacio murieron 29 internos de manera violenta; 11 de ellos durante una riña en el área de procesados a mediados del mes de enero.
En el Cereso 1 fallecieron 17 reos; sólo uno de ellos pereció la mañana del 9 de marzo durante una balacera ocurrida dentro del Cereso 1 y que se prolongó por espacio de hora y media. Los reclusos involucrados utilizaron armas cortas y fusiles de asalto durante el enfrentamiento.
Apenas un día antes había resultado herido un interno que tuvo que ser trasladado a recibir atención médica a un hospital privado, del cual fue rescatado por varios hombres armados que amagaron a los agentes que custodiaban al herido. Esta fue la segunda fuga en dos años.
Al concluir 2011 se contabilizaron 46 decesos violentos dentro de ambos penales.
De acuerdo a la información proporcionada por las autoridades estatales, en lo que va de 2012 únicamente se han contabilizado seis muertes violentas, todas ocurridas en el Cereso 2; mientras que en el de Durango se tiene registro de un deceso que fue por causas naturales.
De esta forma se contabilizan 136 muertes violentas en centros penitenciarios de Durango, en un lapso de 39 meses.
MAL EJEMPLO
El centro de análisis de políticas públicas México Evalúa, difundió la semana pasada el reporte denominado Seguridad y Justicia Penal en los estados: 25 indicadores de nuestra debilidad institucional.
En el reporte, menciona que a pesar de que Durango ocupa el lugar 30 a nivel nacional en cuanto a población penitenciaria (con un 73.5 por ciento de su capacidad, hasta octubre de 2011), también registra la segunda tasa más alta de homicidios dentro de las cárceles.
El organismo detalló que entre agosto de 2010 y octubre de 2011 se documentaron 110 homicidios en los centros de reclusión del país, algunos a consecuencia de fugas o riñas.
Tamaulipas encabeza la lista de tasa de homicidios con 7.7 por cada mil reclusos, enseguida aparece Durango con 3.3; luego Coahuila con 3.1; Sinaloa con 2.8, y Nuevo León con 1.9.
El documento también coloca a Durango como la quinta entidad con más incidentes penitenciarios de todo el país, rubro en el que se contemplan los intentos de fuga, fugas, riñas, intentos de homicidio, homicidios, intentos de suicidio, suicidios, huelgas de hambre, decesos, intentos de violación y violaciones.
EMPLEADOS DEL CERESO
La violencia generada por el crimen organizado también impregnó el sistema de Seguridad y Custodia, incluso al personal administrativo de los centros penitenciarios.
La mañana del 11 de enero de 2011 fueron encontrados sin vida los cuerpos de dos empleadas administrativas del Cereso 2 en la misma ciudad de Gómez Palacio. Les dispararon con armas largas y ambas tenían apenas tres meses trabajando en el penal.
Según los datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública estatal, en 2009 fueron asesinadas siete personas que laboraban como custodios o personal administrativo de centros penitenciarios: cuatro del Cereso 1 y tres del Cereso 2.
Al año siguiente la cifra disminuyó ligeramente al registrarse del homicidio de un custodio del penal de la capital duranguense y otros cuatro del Centro de Gómez Palacio.
Sin embargo, la cuenta volvió a incrementarse durante 2011. En diferentes puntos de la ciudad de Durango fueron hallados los cadáveres de nueve elementos de custodia del Cereso 1 a lo largo del año, por tres del Cereso 2; mientras que en el primer trimestre de 2012 no se han presentado incidencias de este tipo.
INVERSIÓN
La tarde del lunes 2 de abril el secretario de Seguridad Pública en la entidad, Jesús Antonio Rosso Holguín, compareció ante el pleno del Congreso del Estado como parte del segundo informe del Gobierno del Estado.
Ante los legisladores locales, el funcionario estatal reveló que en días pasados se empezaron a hacer las pruebas con un aparato inhibidor de señal de teléfonos celulares en el Cereso 1 de la ciudad de Durango; "esto nos va a permitir disminuir también las llamadas desde el interior de los centros hacia el exterior".
Rosso Holguín aseguró que la inversión en dicho aparato fue de seis millones de pesos, entregados a una empresa autorizada por el Sistema Nacional de Seguridad Pública que también se encargó de la instalación del inhibidor, el cual ya está en proceso de pruebas.
"Para este año se tiene contemplado ya la instalación en el Centro número 2 en Gómez Palacio con la compra de otro inhibidor de señales con inversión igual, de seis millones de pesos; sí se tiene contemplado ya y con ello seguir disminuyendo la incidencia delictiva. Sobre todo los delitos de extorsión donde teníamos conocimiento que se estaban realizando llamadas para este tipo de delito", señaló el funcionario estatal.
Reconoció también que en el último año la Secretaría de Seguridad Pública recibió dos recomendaciones por parte de la CEDH, una de ellas en torno a realizar modificaciones a la infraestructura penitenciaria para mejorar las áreas de dormitorios, incluyendo los del área femenil, las torres de vigilancia, los accesos y los servicios de agua potable, energía eléctrica y talleres. Para esto, la dependencia destinó una partida de 30 millones de pesos.
"Nosotros tenemos nuestra infraestructura para un nivel de peligrosidad mínima y requerimos por lo menos subir a una peligrosidad media", reconoció Noel Díaz Rodríguez, subsecretario de Prevención y Readaptación Social, al ser cuestionado sobre las condiciones de seguridad de los centros penitenciarios 1 y 2 de Durango.
En 2010, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) encontró deficiencias en las cárceles de Durango y las documentó en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria de ese año.
Entre los rubros en los que los penales duranguenses salieron peor evaluados se encuentran la división de internos del fuero común y del fuero federal; la separación de reclusos en procesados y sentenciados, y la clasificación criminológica de los internos. La clasificación promedio en estos renglones fue de 4.29.
