El día de hoy serán reabiertos los cuatro casinos que operan en la ciudad de Torreón luego de permanecer cerrados por quince días cuando fueron clausurados por el municipio, arguyendo faltas al reglamente de Protección Civil y a la ausencia de pagos de derechos municipales desde que éstos fueron inaugurados hace ya cinco años. La diferencia es que ahora tendrán que cerrar a las dos de la mañana, ya que antes permanecían abiertos las 24 horas y tampoco podrán vender bebidas etílicas, que antes sí les era permitido.
En un principio, la decisión del alcalde Eduardo Olmos, de meter en cintura tributaria a estas casas de juego obedeció sin duda a la extrema necesidad de allegarse recursos lícitos para su administración, ya que nunca se les había requerido a estas empresas de entretenimiento para que cumplieran con los impuestos municipales.
Aunado a eso, estos establecimientos fueron revisados desde el punto de vista de medidas de seguridad, en apego a lo que dicta la Ley de Protección Civil, seguramente para prever que no se viva una tragedia como la que sucedió en Monterrey cuando un grupo delincuencial prendió fuego a un sitio de este tipo, provocando la muerte de más de cincuenta personas.
Cuando se realizó la clausura de estos centros de juego, se había informado que el monto de los impuestos que se habían dejado de recibir por estos años de no cobro, pudieran haber ascendido a 50 millones de pesos entre los cuatro casinos clausurados. A los días, aduciendo errores en los cálculos bajó a veinte millones, después a diecinueve para que al final se confirmara que serán 17.5 millones de pesos los que se le pagarán a Torreón mediante un convenio de pagos signado por los casinos y la tesorería municipal.
Cuando se confirmó que la clausura terminaría, el presidente Olmos declaró que no está de acuerdo a que se reabran estos negocios, pero comentó que se trata de licencias que no fueron dadas durante su administración y que como ahora estas empresas ya empezaron a pagar los adeudos respectivos y cubrir las disposiciones de protección civil, no tiene ya elementos para mantenerlos cerrados por más tiempo.
Así las cosas, durante este día nuevamente los casinos Ritz, Palace, Crow y Majestic, volverán a ofrecer sus servicios para quienes gusten de los juegos de azar y las apuestas. Ahora al menos éstos pagarán lo que a la ciudad le corresponde.
Aunado a todo lo que se refiere a que era incomprensible e inadmisible que estas peculiares empresas no pagaran los impuestos municipales correspondientes y que a la comunidad no le dejaran nada, el asunto se tornó un poco controversial porque el Edil aprovechó para reprochar a las administraciones pasadas (léase panistas) por haber otorgado las licencias de funcionamiento.
Ese alegato en particular es muy endeble, el Municipio tiene que otorgar las licencias requeridas si éstas cumplen a cabalidad con las disposiciones, y si Olmos quiere sacar raja política e imputar al PAN el que se hayan permitido los casinos en México tiene toda la razón, pero fue el Gobierno federal, durante el sexenio de Vicente Fox quien abrió la puerta para que se volvieran a instalar luego de la prohibición desde tiempos de Lázaro Cárdenas. Así que claramente hay que responsabilizar a los gobiernos de Acción Nacional por haber tomado esa decisión, y que asuma el costo político por haberlo hecho.
Sin embargo, este tema de los casinos puede resultar tan controversial como lo es la legalización de las drogas o la regulación excesiva sobre la venta de alcohol y todas aquellas disposiciones que tienen que ver con la moral, y sobre todo con la determinación de las personas de hacer consigo lo que deseen.
El gobernador Rubén Moreira, ha hecho énfasis en gobernar para que se restrinja todas aquellas actividades que se prestan para la censura moral, particularmente en lo que se refiere a los horarios de expedición de bebidas alcohólicas, casas de apuestas y hasta los table-dance. Por supuesto que Olmos siempre responde a los pensamientos del gobernador, quizá por eso dijo que, por él, no abriría a los cuatro casinos clausurados.
Qué bueno que al gobernador le preocupe tanto la moral de los ciudadanos, pero vale la pena preguntarse si el escándalo del hermano del otrora fiscal Torres Charles, la fuga de Javier Villarreal o simplemente incumplir con los elementos de la recién creada Policía Metropolitana no es faltar también a la moral. ¿Es posible ser observador de la moral en unas cosas sí y en otras no?
Humildemente señor gobernador, vale la pena ser más estricto en cumplir y hacer cumplir las leyes, que la moral se la puede dejar a las personas.