Crisis europea. Reconocen los líderes que la situación en Europa es insostenible y urgen soluciones.
Los líderes de ocho de las mayores economías del mundo se reúnen este fin de semana en las afueras de Washington con el fin de evitar que quede completamente descontrolada la crisis de la deuda soberana europea, poniendo en peligro los conatos de recuperación en Estados Unidos y otros lugares.
La situación de Grecia ha minado la confianza en las 17 naciones de la eurozona. El interés que tienen que pagar por su deuda soberana ha subido de forma alarmante en los países más endeudados, el desempleo se ha disparado - llegando en España a casi el 25% - y la recesión ha vuelto a casi la mitad de las naciones que usan la moneda común, mientras los mercados mundiales mira con recelo este sombrío panorama. En medio de estos problemas, los representantes de las naciones integradas en el G8 - Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Japón, Rusia, Italia y Canadá - se dirigieron al retiro presidencial campestre de Camp David, entre profundos desacuerdos sobre cómo apuntalar la economía europea y evitar el contagio de la crisis.
La canciller alemana Angela Merkel dijo esta semana en una entrevista de televisión que consideraría medidas para estimular el crecimiento económico de Grecia siempre y cuando el país cumpla sus compromisos de reducir sus deudas.
El secretario del Tesoro Timothy Geithner aplaudió la actitud de los líderes europeos."Se les ve hablar de un mayor equilibrio entre el crecimiento y la austeridad, un enfoque más gradual y menos draconiano en busca de la estabilidad fiscal" mediante la reducción del gasto público, indicó Geithner.
El cambio indica que los líderes europeos reconocen que los países no pueden fomentar su crecimiento económico solamente mediante la reducción del gasto público y el pago de sus deudas soberanas. Los países europeos irían mejor dedicando más dinero del erario a las obras públicas, como escuelas y carreteras.